Capítulo 1. Recuerdos.

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Recuerdo muy pocas cosas de mi vida como humano, aunque tengo muy presente mi infancia, desde que recuerdo fuí adorado por las personas de un culto al que mis padres hicieron, todo gracias a que una vidente les dijo que yo provenía de algo divino gracias a los ojos que tenía que ningún humano alomejor tuvo, mis padres tan ilusos se lo habían creído y formado aquel culto de adoración.

Para ser un niño pequeño con ojos peculiares no comprendía lo que el fanatismo hacía en las personas, hasta que diferentes personas venían a adorarme mientras yo me sentaba en un mullido cojín y mis padres decían una sarta de tonterías que yo no comprendía, para mí era como un juego que podría jugar siempre y yo recibía algo a cambio, en ese entonces eran dulces y poder pasar las tardes sin hacer nada, después se convertirían en otras cosas esos regalos.

Pero como toda historia, no todo es color de rosa, mi padre se volvió un hombre muy malo con el tiempo, el alcohol lo enloquecía al punto de siempre querer golpear a mi madre, aunque ella acabó por poner fin a su vida, también lo hizo con la suya, aquel día en lugar de ponerme triste por la muerte de mis padres y de ser el primero en descubrir sus cuerpos, me importó más el desastre que se había creado.

Después de todo un ser sin sentimientos no podría ponerse a llorar, fue lo que me pasó y me percate de ello, no podía sentir alguna emoción verdadera y buscaba la manera de fingir que aquello me importaba, pero la realidad es que no. Desde la muerte de mis padres, la vida para mí siguió siendo igual, el culto me adoptó después de quedar huérfano y por mucho tiempo yo fuí la adoración de esas personas.

Con el tiempo crecí, me volví alguien adulto y atractivo para las mujeres, aunque ninguna de ellas me atraía físicamente, pero de repente el culto se comenzó a llenar de mujeres que solo buscaban la manera de poder mirarme, yo no me opuse pues era un deleite verlas, pero aún así no podía sentir más allá de algo vanal. Con el tiempo aprendí que esas mujeres podían ser de utilidad, ya que alguna de ellas estaba dispuesta a hacer lo que yo quisiera, aquello era aprovecharse de la situación y lo hacía aunque aquellos implicará algún placer o no, era algo que no me importaba.

El culto continuo recibiendo seguidores y de ellos se le sacaba un buen provecho, a la edad de los 25 años ya era todo un adulto hecho y derecho que sabía sacar provecho de cualquier situación, tenía mis seguidores que hacían lo que yo quería y recibía ganancias económicas de aquello, todo era tan tranquilo, monótono y normal, como lo fue hace algunos años, pero todo cambio una noche, la noche que conocí al señor Muzan.

Esa noche jamás se me olvidaría, fue la noche del cambio y mi transición como a mi nueva vida, el señor Muzan me dijo que era un humano de carácter singular y de naturaleza única, que aquello me iba a transformar en un demonio incluso mejor que los había que él había creado y acepté, me pareció una idea interesante y hasta ahora no me arrepiento de hacerlo hecho. Mi vida cambió totalmente al igual que el culto en donde yo estaba.

Perdí las nociones y las actitudes de un humano como era de esperarse, pero ¿Acaso no ya lo había hecho? Siempre me catalogue como alguien que no era humano y por fin se me había cumplido el deseo. Cómo en todo existen categorías y al ser un recién creado demonio no estaba a la altura de los demás, pero poco a poco me fui ganando mis propios méritos.

Descubrí que las mujeres eran tan sabrosas como aparentaban, estoy seguro que devoré varias de mi culto sin que se dieran cuenta los demás, los hombres también eran exquisitos, pero no tanto como una mujer, pronto descubriría que eran las que más apartaban a los nutrientes y la fuerza de un demonio, pero por el momento me dedique a subir de nivel hasta lograr convertirme en una Luna Creciente con el número seis.

Había logrado desterrar a las lunas que estaban antes que mi y convertirme en alguien de prestigió para nuestro señor. Tanto así que me tomé la libertad de crear a un par de niños que me encontré en lo más inmuno del barrio rojo, ambos estaban prácticamente al borde de la muerte y me ví tan generoso en hacerles esa oferta, después de que me había ido a alimentar con algunas geishas y prostitutas de la región del barrio rojo, eran unas pobres criaturas que no tenían más que hacer ni a dónde llegar, la hermana estaba toda carbonizada y no tardaría en morir, el hermano tomó la decisión por ambos y tras recibir la sangre del señor Muzan fue que se convirtieron ambos.

Más allá de la sed de sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora