𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗰𝗮𝘁𝗼𝗿𝗰𝗲: 𝗆𝗂𝗌𝗌 𝗎

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𝐑𝐚𝐧 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢

  
Cuatro años.

Cuatro años han pasado desde que la vi, no sabes el dolor de no poder estar contigo, lo mucho que extrañaba ir por ti después de clases, la impotencia de haberte prometido algo que no cumplí.

Rindou no me habló del lavado de dinero que hicieron, me sentí mal porque él me dijo que lucía tan feliz en ese entonces que decidió no decirme que si incluyeron la empresa de los Yahya para cosas turbias.

Yo salí primero de esa posilga por falta de pruebas.

Estaba aquí libre, había pisado las cárceles y jamás me sentía de está manera.

Será porque tú dijiste algo que perduró en mi mente durante estos años

"Te odio"

Siento un nudo en la garganta y tú cara desesperada llorando no se me va, lo recuerdo claramente.

Llegó al edificio y veo a Sanzu.

—Vaya que te ves jodido— me da un maletín.

—Es tú reflejo ¿Y los demás? — lo abro, dinero y documentos.

—Mikey en la casa de seguridad junto con kakucho y Kokonoi —se sienta y extiende los brazos en el sillón.

—Mi hermano — le digo cerrando el maletín.

—Le faltan dos años, estamos haciendo lo posible para que salga pronto —me queda mirando.

Llevo mis manos a mi cara, parece un puto suelo todo lo que viví antes de que me encerraran en esas cuatro paredes.

Tome el maletín y me levanté.

—¿Irás a buscarla?— Sanzu se levanta.

—Si, ya que los idiotas de aquí afuera no pudieron seguir el rastro— lo miró de reojo.

Durante mis años en la cárcel lo único que supimos fue que la llevaron a un centro de menores, pero cómo le faltaba un año para dejar de ser menor de edad, puede que la dejaran.

Lo que me preocupa es que sus padres ni su tía salieron, aparte del lavado, ellos tenían una red de empresas falsas, en pocas palabras, ya estaban jodidos, pero los lograron capturarlos gracias a qué los movimientos que hicieron no podían maquillarse.

Detuve el auto que rente enfrente de su escuela, era de noche.
Pero venir aquí me hacía sentir cómo si sólo hubiera sido una mal pesadilla.

Recargue mi cara en el volante, cuatro putos años.
Ahora tienes veinte y uno.

Suspiré, sin tus padres ni tú tía ¿A dónde te has ido?
Le congelaron todas las cuentas bancarias, y prácticamente toda su familia estaba en la cárcel.

Me di un golpesito en el volante y apreté mis manos en este.

Soy un idiota, si tan sólo no hubiera estado tan distraído por ti, hubiera podido no involucrar a la empresa.

Enciendo el auto y conduzco a su casa.
99% de fé, sé que no estará pero quiero ir.

La ciudad no ha cambiado nada, sigo con la idea que fue un mal sueño y que seguirás ahí, que estás con tu cobija de pollitos bebés leyendo una manarrada.

Ladeó una débil sonrisa.

Llegó y las luces están prendidas, mi corazón se agita y salgo desesperado.

Mi mano me tiembla, aprieto el timbre.
Hubiera deseado venir más presentable, pero mi necesidad de abrazarte pudo más.

—¿A quien busca? — una voz joven habla.

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 𝐈𝐒𝐒𝐔𝐄𝐒 | Ran Haitani | tnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora