𝑴𝒐𝒐𝒏𝒍𝒊𝒈𝒉𝒕 [𝑫𝒂𝒛𝒂𝒕𝒔𝒖]

Operación 911

Dolor, sentía mucho dolor y pesadez en todo su cuerpo, abrió los ojos para ver una habitación japonesa que tenía unas bonitas cortinas que la decoraban, mientras el viento hacia mecer las campanillas que se hallaban en la puerta, con esfuerzo se levantó del futón para ver por la ventana, estaba bastante claro que no era la enfermería de la Agencia cuando vio el pequeño estanque rodeado de flores del Loto, la curiosidad le ganó y salió de la habitación, como si conociera aquel lugar, cruzó el pasillo que lo llevaba a un pequeño puente, se agachó para tocar el agua que mojaba la punta de sus dedos, entre la agitación una de aquellas flores se fue acercando hasta que la tomó, inhaló la fragancia cual niño pequeño, olía bien, el lugar era silencioso y tranquilo pero no sentía esa tranquilidad, todo empeoró cuando la mezcla de rosa claro y blanco de la flor, se empezó a teñir de rojo carmín, aquel escenario tranquilo había cambiado a uno más oscuro, la sangre caía sobre la palma de su mano, tocó su rostro hasta llegar a su ojo izquierdo, la cuenca estaba vacía.

Un grito ajeno de dolor salió de sus labios mientras seguía tocando la herida, escuchaba risas de niños y murmullos despectivos

_ Que desperdicio, tienes una gran habilidad pero ni siquiera puedes regenerar ese ojo tuyo

_ Eres la burla del clan, mírala a ella, ni siquiera tiene una habilidad y te supera en todo

_ No puedo creer que cuando sea mayor tendré que casarme contigo, que asco, al menos recuperaré el respeto de nuestro clan

_ Suficiente, suficiente, ya no se burlen, ¿Acaso no ven que ya está llorando?, escúchame bien, yo siempre seré la mejor y ni tu ni nadie me va a superar

Atsushi seguía paralizado mientras las incontrolables lágrimas salían de su ojo sano, se estaba hiperventilando conforme las risas aumentaban, quería gritar pero le era imposible, podía sentir lo salado y lo metálico de la sangre que chorreaba de su ojo herido, la sensación de no poder gritar desaparecía, o eso pensaba, el ambiente volvió a cambiar a uno sombrío y triste, los gritos de otras mujeres inundaban sus tímpanos, esta vez sus ojos estaban sanos y se hallaba en brazos de una mujer que desconocía, lo sabía porque tenía escondido el rostro entre un par de senos, los llantos se volvieron expresiones de enojo de un momento a otro, escuchó la potente voz de otra mujer que hizo callar a todos.

_ ¿Cómo te atreves a traerla?

_ Es mi esposa y ella puede venir

_ ¡Ella no es bienvenida aquí!, ustedes dos le arruinaron la vida, déjenla descansar en paz

_ Yo siempre le tuve cariño a mi señora, éramos como hermanas y por eso vine a despedirla como tal, no puede prohibirme eso, yo también merezco algo de respeto

_ ¡No seas hipócrita, maldita rata igualada!, tu jamás serás bienvenida en esta familia, jamás te voy respetar porque no lo mereces, ¡Largate de inmediato de aquí porque no respondo!

_ ¡Tu no la vas a tocar!, porque ella tiene quien la defiende

_ Entonces largate tu también, no los quiero ver aquí, largo

La tierra temblaba haciendo caer a la pareja, la mujer que los estaba echando tenía sus cabellos encendidos en fuego mientras levitaba, amenazando con quemarlos si no se iban, cuando éstos se hubieron ido, rompió en llanto mientras era abrazada por aquella mujer peli blanca que había visto hace algún tiempo, hace algún tiempo...

_ ¿Madre?--musitó al fin, pero esta vez no se hallaba en los brazos de la anterior mujer--

Calor, ahora la sensación del calor invadía su cuerpo, abrió sus ojos viendo como el fuego consumía las diversas casas de bambú y madera, gritos desesperados, cadáveres tirados en el suelo, unos luchaban por su vida y otros intentaban huir en vano, los llantos de los niños se escuchaban a lo lejos y resonaban como eco de toda aquella crueldad inhumana, el fuerte viento hacia expandir el fuego a otras direcciones, era como una total guerra que estaba pasando frente a sus ojos, su mejilla ardía, así que la sobó para calmar el dolor, se habría quedado inmóvil hasta que vio una presencia que conocía.