Cap. 1 - Los barrotes del Edén

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... les dejamos con una noticia de última hora. Acaban de hallar muerto en su domicilio a Manuel Dueñas, la policía sospecha que se trata de un ajuste de cuentas entre bandas del narcotráfico, se descarta un posible suicidio, de momento no hay ningún detenido, les seguiremos informando...

Mj: Jefe, ¿Ha escuchado eso? Han matado al gran capo de la droga...¿Increíble no? No sé quién sería capaz de acercarse a la casa de ese tipo.

Sr.L: Si ya lo oí Manjarrez, prepárese luego porque como las de la banda de Dueñas se enteren, esta tarde tenemos "fiesta" en los calabozos.

Mj: No creo que sea para tanto, esas corderitas ya las tenemos domadas desde hace tiempo, señor López, no les conviene revelarse ahora que terminan de pagar su condena.

Sr.L: Vámonos ya, que es hora del descanso de las presas. Tenga cuidado.

.

Los dos bajaron y se dirigieron a los calabozos, cada habitáculo se componía de 2 camas, cada cuál más incómoda, rechinaba el sonido gastado de los muelles, el colchón parecía sacado de un estercolero, y un lavabo y un váter a cada cual más sucio y mugriento. Abrían celda por celda obligando a las mujeres a que salieran al patio...

Mj: Señorita Matiz, no tengo ganas de enfadarme hoy, que estoy muy contento, levántese y vaya al patio.

D: Señor, es que estoy tan agusto en mi colchón viscolástico de 1'50m, que he pesando que no voy a salir. Venga y acuéstese aquí conmigo, le dejo un huequito...

Mj: Matiz, cómo veo que está chistosita vamos a jugar a un juego ¿Vale? ¿O sale al patio a dar vueltecitas como si fuera usted retrasada, o la encierro 4 dias en aislamiento y va a tener que mear en una esquina como si fuera un perro? ¿Que prefiere?

Manjarrez era funcionario de prisiones siendo el que más imponía de todos sus compañeros. Era alto y fuerte, pues su profesión también lo requería, su piel era bronceada, combinando justamente con sus ojos verdes aceituna, y una barba ya formada con muchas canas que le daba un toque sumamente sexy.

Toda su vida se había dedicado a estudiar y a trabajar en lo que le saliese, hasta sacarse las oposiciones de funcionario de prisiones hace apenas 6 años, y con suerte lo destinaron a este centro penitenciario que quedaba cerca de su casa. Tenía una esposa bonita, con un alto cargo en una empresa de productos para el cabello, sobre todo mascarillas y suavizantes. Patricia, así se llamaba, era una mujer independiente y poco cercana, en su casa paraba poco pues se la pasaba todo el día trabajando y atendiendo más a sus empleados que a su propia familia. Tenían un hijo, David, ya tenía 16 años y las llamadas de atención eran constantes. Pasaba el mayor tiempo con sus amigos y a pesar de que su padre le obligaba a estudiar y a que tuviese un futuro, David, no acataba las órdenes de su padre y siempre se mostraba rebelde y a la defensiva con él, algo pasaba entre ellos. En cambio la relación con su madre era mucho más cercana que con su padre, ella tenía el rol de mamá permisiva y él de padre autoritario.

Cabe destacar que Manjarrez no era un hombre fácil de llevar y mucho menos de complacer, pues en su trabajo estaba muy acostumbrado a lidiar con rebeldías constantes, y siempre alerta por lo que pudiera pasar, pues estaba rodeado desde ladronas hasta asesinas, así que al llegar a su casa le costaba desprenderse siempre del papel de hombre rudo, indomable e inalcanzable.

D: Hombre, viéndolo así creo que es mejor ser un poco retrasada, esperese 5 minutos que me espabile.

Mj: Oh si alteza, lo que usted desee.

Manjarrez con su paciencia ya al  límite, agarró a la presa por la camiseta, y la empujó fuera de la celda haciendo que ésta se sorprendiera y se intimidaba por aquel corpulento funcionario, realizando a paso rápido el camino hacia el patio.

En algún rincón de la memoria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora