5° CAPÍTULO

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Ikuko, al escucharla, sintió mucho remordimiento en su corazón; ya que como había dicho su hija, ella misma le había dicho aquellas palabras hace mucho tiempo atrás.

-- ¡Esto es una locura!, ¡Una locura Serena! _ Dijo muy enojado Kenji.

Serena que no quería más problemas, prefirió esconder su dolor y permanecer callada.

Los mayores, a ver la reacción de su hija, entendieron que debían ya no hablar sobre ese tema.

En cambio, se concentraron más en grabar algunos gestos y sonrisas que su hija hacia mientras cargaba a su nieta dormida.

Los minutos fueron pasando, y en ese tiempo Ikuko le dio muchos consejos útiles a Serena, para que tenga en cuenta con la bebé.

La rubia aceptada todas las recomendaciones en silencio.

De pronto, escucharon la voz de Seiya gritando el nombre de la rubia.

-- ¡Serena, ya tenemos que partir!, ¡Despídete de tu familia! _ Dijo el pelinegro apenas había llegado.

-- Si, .... ¡Adiós madre, adiós padre!, .... Ya llego el momento de partir _ Dijo Serena, sin sentir ninguna emoción.

-- Mi pequeña conejita, .... Cuídate mucho, y también cuida mucho a Selene, .... Te prometo llamar para que no te sientas sola, .... Y no olvides lo que tu padre y yo siempre te enseñamos _ Dijo Ikuko con los ojos llorosos mientras abrazaba a su hija.

La rubia solo asentía en silencio, mientras silenciosas lágrimas silenciosas eran derramabas.

-- ¡Vamos!, ¡Que nuestro vuelo no tarda en salir! _ Demando Seiya, mientras jalaba a Serena.

La rubia, que estaba muy triste, no dejo de llorar mientras era guiada por su ahora esposo, hacia el avión.

-- ¡Perdóname Darien!, ¡Perdóname por favor! _ Dijo Serena, mientras caminaba.

Los progenitores de la rubia al ver como su hija había sido alejada de ellos, se abrazaron y lloraron.

-- ¿Crees que hicimos lo correcto? _ Dijo Ikuko, limpiándose las lágrimas.

-- Se supone que hicimos lo correcto, .... Selene merece una madre _ Respondió Kenji, dándose la vuelta.

Ikuko se quedó unos segundos más, hasta ver como el avión en donde se iba su hija, se perdía en los cielos.

-- ¡Kakyuu!, .... ¿Por qué hiciste eso?, .... ¡Serena, hijita linda, perdóname por lo que estoy callando!, Se que debía de decirte todo, .... Pero no pude hacerlo, .... ¡Perdóname! _ Rogo en su mente Ikuko, antes de ir donde su esposo.

Y mientras Ikuko se lamentaba. El tiempo fue pasando, convirtiéndose así en semanas.

En todo ese tiempo, Darien, intentaba por todos los medios en comunicarse con su amada Serena.

Sus amigos que al inicio le dijeron que la ausencia de la rubia se debía a la muerte de su hermana, comenzaron a preocuparse ya que la desaparición de la rubia no era normal.

Por su parte, Serena, que había llegado a su nuevo hogar con su esposo e hija; comenzó a sentir la soledad de este enlace.

El pelinegro jamás llego a aceptar los rituales que Serena preparaba en las mañanas que el se encontraba en la casa; prefería salir rápido sin mirar atrás.

Seiya, que no sabia muy bien como lidiar con todos los sentimientos que sentía, preferia ignorar a Serena y su hija.

Aprovechaba cualquier excusa para irse de viaje y estar largas temporadas fuera de su casa.

¿AMANTES?Where stories live. Discover now