|PÁGINA SEIS

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—¡Vale!
—¿Que sucede Lu?
—¿Vas a estar para mí cumpleaños?
—Por supuesto que sí, Lu, vivimos en la misma casa, es imposible que no esté—Una risa—¿Te has vuelto loca o has comido poco?

Laura bajo la cabeza ligeramente y con una voz casi entrecortada habló.

—Sí, tienes razón...

Ella dió una vuelta para desaparecer de esa habitación, juntó con su vestido celeste que parecía azul «¿De verdad habra enloquecido?».

Gasp

Asta se levantó de un brinco mientras regulaba su respiración «¿Que ha sido eso?» Se sintió caliente y tocó su frente, estaba sudando.

Eso no lo recordaba, no recordaba el rostro de su hermana pero si el color de su vestido, que irónico. Después de haber pasado tanto tiempo sin sentir nada, de lo que había vivido en algún momento, se sintió desconcertado.

Decidió regresar junto con su cuadernillo de tapa roja, la pluma de gorrión verde y su tarrito de tinta que había tomado prestado de su examen.

La figura humana seguía observarlo, cuando Asta se perdió de su vista se escuchó un aliento sin descansar.

—¡Que adorable!

Un hombre de ojos grises grito entusiasmado pero agitado, sabía que su majestad tenía un hijo, no si era niña o niño, pero nunca se imagino que fuera tan adorable. Miro su delgada muñeca viendo la marca morada que tenía en esta, los entrenamientos eran difíciles, sobre todo cuando Claude era una persona exigente.

Dió la vuelta para alejarse del palacio Rubí, tenía que volver antes de que el emperador se diera cuenta y dejara su cuello como su muñeca.

Asta aparecia y desaparecía entre pilares, caminando entre los pasillos en mal estado, no había tenido que trabajar demasiado para que las sirvientas lo tratarán bien, después de todo desde el inicio lo vieron como una oportunidad de ganar el favor del futuro emperador, aún así, tenía que confiar a ciegas en que la lealtad en ese lugar existía.

Durante el camino se cayó un par de veces y todo en una ocasión, pero nada grave.

—Maldita sea.

Mientras se quejaba con sus mejillas, manos y rodillas rojas por los golpes, llegó a su habitación donde había una taza blanca, de pobre calidad que tenía grietas en algunos lugares y estaba algo astillada,con leche, y al lado un plato del mismo tono pero en mejor de las galletas caseras de Lilian.

Lilian lo había dejado en modo de disculpas por haberlo llamado Astanio, o al menos eso pensaba él. Hace mucho tiempo Lilian le había contado que poco después de que Asta hubiera nacido, el emperador le llamo Astanio en vez del nombre que le había dado su madre, Asta, por lo que, oficialmente, su nombre era Astanio.

Hmmmp

Evito reírse a carcajadas, Lilian pensaba que ese nombre le molestaba, al inicio, cuando Lilian le contó, así era la razón. Él se rió por dentro, ese nombre ya no le causaba conflicto, se dió cuenta que enfadarse no iba a cambiar nada por lo que simplemente ignoró ese hecho.

PRINCIPE ENCANTADOR| WMMAPOnde histórias criam vida. Descubra agora