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 El tiempo pasaba relativamente lento ese día, quedarse hasta las tres de la mañana haciendo los trabajos era algo que debía dejar de hacer, mantenía su rostro apoyado en su mano tratando de no caerse del sueño. Luego pediría los apuntes de la clase a uno de sus compañeros, en esos momentos no tenía fuerzas ni energía suficiente para prestar atención.

 La clase había terminado, habían pasado unas largas cuatro horas de historia social general y Hyunjin fue directo al pequeño buffet de la universidad. Pidió un emparedado de pollo y se fue a sentar a una de las mesas esperando la llegada de Minho. Una vez más estaba cayendo rendido del sueño, hasta que un estruendo lo hizo saltar del susto.

 Minho estampó sus libros contra la mesa en la que se estaba durmiendo su amigo y se sentó a su lado con un bufido y rezongando, había sido un día horriblemente cansador para él.

 —¿Qué sucedió? —preguntó Hyunjin preocupado por la reacción de su amigo, ya despierto completamente debido al ruido.

 —Terminé con él —dijo sin más con el ceño fruncido, agarró la comida que había comprado Hyunjin y le dió un mordisco, dejándola donde estaba antes, terminó de masticar antes de hablar nuevamente—. Hizo un escándalo, incluso casi se pone a llorar, todos nos estaban mirando…

 —Te dije —susurró, pero logró escucharlo.

 —¿Qué, qué me dijiste? —Minho elevó la voz, estaba frustrado, enojado y dolido—. Ni siquiera te dije porqué terminamos, no empieces.

 —Te estaba engañando ¿Sí o no?

 —Sí —contestó con obviedad, Minho no era idiota, se había dado cuenta de sus actitudes hacía semanas—. Lo encontré besándose con una chica de segundo. Le estaba tocando el trasero mientras lo hacía, no pudo poner la excusa de que ella lo besó.

 —Te dije que era un niño caprichoso e inmaduro y que no debías hacerle caso —reprochó, viendo como su amigo seguía comiendo lo que había comprado—. Los tiene a todos los del consejo de alumnos comiendo de la mano porque tiene una linda sonrisa y una dulce voz… me enferma.

 De quien estaban hablando era de Yang Jeongin, un alumno de un año menor al de Hyunjin de la carrera de canto, tenía unos veintiún años. El chico tenía fama de siempre obtener lo que quería por su linda apariencia, amabilidad y alma de buen samaritano, porque se lo merecía claramente, aunque eso era solo una fachada, Hyunjin se había dado cuenta de eso desde el principio. Incluso desde antes de que saliera con Minho.

 —Tú también eres caprichoso —dijo con tono burlón, escuchando bufar a Hyunjin, y rio.

 —Hay una diferencia entre Jeongin y yo… él es un idiota.

 Hyunjin bebió un poco de agua, desviando la mirada con el ceño fruncido. Jeongin era el que peor le caía de todas las parejas que Minho tuvo. Era caprichoso, egoísta, hacía sentir mal a Minho con cada cosa que hacía, se victimizaba constantemente y amenazaba con dejar a Minho por la falta de confianza que tenía. Al final él estaba en lo cierto, era un idiota de los peores. Minho suspiró rendido, Hyunjin le había advertido de él semanas antes de que comenzara a hablarle, cuando solo había dicho "Jeongin es lindo" Hyunjin respondió "lindamente desesperante y manipulador". Rodó los ojos cuando le dijo que habían empezado a salir.

 —Al menos tú me cuidas —Minho se había terminado el emparedado, de vez en cuando eso pasaba. Minho compraba comida y la terminaba comiendo Hyunjin o viceversa, le gustaba compartir sus cosas con él—. Gracias Hyunnie… pero yo sabía dónde me estaba metiendo.

 Hyunjin volteó a verlo confundido.

 —No tienes que darme las gracias, somos amigos, eres mí único amigo, tengo que cuidar bien de ti para que nada te pase… ¿Sabías dónde te metías? ¿Estás seguro? —Lo vio preocupado, eso ya había pasado varias veces, no quería que siguiera pasando pero no podía controlar con quien salía o con quién se veía. Lo ponía triste que las cosas terminaran así.

𝐕𝐄𝐍𝐎𝐌 ☠ HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora