𝐌𝐮𝐬𝐚 ❥︎ Benedict Bridgerton

VII. Delirio

Shock and Delight

S1 | C2

Benedict

Había recibido el mensaje de Blair. Entonces, me levanté muy temprano en la mañana para ir a hacer unas compras junto a mi queridísima hermana Hyacinth.

Basset House tenía muy poco de ''house'' observé mientras cruzaba los jardines hasta llegar a su grandísima entrada. Era más bien un castillo pequeño. Su mayordomo fue quien me atendió, inmediatamente, como si estuviera esperando detrás de la puerta.

— Por aquí, señor —me dijo. Y me extrañó.

Qué estaba pasando, pensé. A menos que Blair fuera una bruja, no había anunciado nada a su mayordomo ni a ningún empleado. Claro que la otra opción también era que me hubiera visto por la ventana. Pero la respuesta no era ninguna de todas esas.

Me encontré con un salón lleno de hombres. Pretendientes. Caballeros que buscaban cortejarla. Claro que todas sus miradas se clavaron en mí como aguijones. Como si yo fuera parte de la competencia.

Como si ellos fueran competencia.

Lo que no noté, fueron señales de Blair. No se encontraba en el salón. Quizás se escondió. O salió corriendo. O saltó por la ventana.

Escuché las puertas. Ahí estaba, pasando por debajo de éstas con la peor cara que podría regalarles a sus galanes, pero resplandeciente con un vestido color verde agua. Detrás suyo, Lady Danbury. Me reí porque sus muecas comentaban completamente la situación. No me extrañaba que Lady Danbury estuviera obligándola a recibirlos.

— ¿Benedict? —escuché, levantando mi vista una vez más para encontrarme con su sonrisa, con que los esquivaba por gracia hasta llegar a mi persona.

— Lady Blair —saludé con formalidades, el salón estaba lleno, había que resguardar los modales. Alcé un poco más mi cabeza—. Lady Danbury.

— Señor Bridgerton. —dijo ella con amargura, pero con los ojos escrutadores puestos en la caja que llevaba en mis manos. Quizás no era la amargura la que hablaba sino la curiosidad porque, luego, sonriente, agregó: — Nos honra con su presencia.

No a todos, pensé oyendo los discretos murmullos.

— ¡Permiso! ¡Muévase! ¡Por favor! —exclamaba intentando hacerse paso entre la apretada multitud, y no nos olvidemos de que lleva un bastón. Y nunca teme usarlo— Lady Basset, ¿por qué no invita al señor Bridgerton a tomar asiento?

Blair la observó con detenimiento. Yo también me había percatado del cambio en el tono de su voz. Blair asintió, pasando ella primero, sentándose en medio del sillón. Miré a ambos lados, los demás sillones estaban ocupados. Sobre mi espalda, sentí una mano. Lady Danbury me señalaba sutilmente que tomara asiento junto a Blair, pero yo no estaba tan seguro de entrar en las esquinas que había dejado. Un movimiento inteligente, si lo analizo.

— Esto es para usted —dije, apoyando la caja de cartón cerrada sobre la mesa—. Hyacinth me ayudó a escogerlo. Ambos opinamos que le encantará.

Blair no confiaba en mí. Pero miraba con emoción mi regalo.

— Permiso —dijo poniendo sus manos sobre la tapa.

— Adelante —asentí sentándome medio de lado a su lado derecho, dejando salir una risa.

Tiró la tapa a un lado y, antes de casi romper a pedazos el papel blanco del envoltorio, se encontró con mi nota: ''Perdiste''. Me miró de lado. Ella ya sabía. Se encontraría con el vestido más feo que habría visto en su vida; la tela era barata, su color de una opaca y extraña combinación entre el marrón y el verde, como vómito, con detalles de gemas plásticas de color amarillo. Blair dio una carcajada.