Capítulo 7.

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Mirko movía el pie, impaciente, esperando en el despacho de su cliente a la persona que recibiría la entrega. Había conducido demasiadas horas para que le hicieran esperar así, y finalmente el móvil de James había resultado ser su entretenimiento. Seguía revisando la galería, encontrando fotos de su mascota, algunas cosas que parecían del trabajo, y al último, casi adrede, se había reservado la carpeta privada. 

Lo que halló dentro fueron muchas fotos en posiciones y ángulos que Mirko no hubiera podido imaginar antes, revelándose como una visión divina con James como principal protagonista. Era una pena que hubiera sido lo suficientemente cuidadoso de no mostrar el rostro pero reconocería la estructura de sus huesos al arquear el cuerpo, y el color de su piel inconfundible a los ojos que más la deseaban. Lo único que destacó lo suficiente para llamar su atención fue la falta de tan curiosa cicatriz en el pecho de Hassler. Mientras más lo pensaba su curiosidad más despertaba, removiéndosele como un parásito en las entrañas. 

Lo hablarían cuando volviera, Mirko quería respuestas, pero la imagen frente a él cautivaba su atención más que las posibles respuestas. Masticaba su labio inferior deslizando por la galería cada imagen aún más lasciva que la anterior, probablemente si James se enterase de lo que estaba haciendo sentiría su sangre arder de vergüenza y bronca. Por patéticos que fueran sus intentos de hacer respetar su dignidad, de algún modo le infundía una divertida ternura, que sin embargo murió junto a su sonrisa ladeada al recibir una llamada telefónica tan escandalosa que acabó por cortar con las manos tensas. Le había sobresaltado el tono.

Los ojos de los gorilas de seguridad de su cliente se le detuvieron encima, pero les sostuvo la mirada un poco más hasta que fueron retiradas de encima de Mirko, junto a sus intenciones de advertencia. Él había ido a trabajar, no a tolerar los aires amenazantes de un par de gigantes imbéciles. 

Se puso de pie cuando la puerta se abrió, para estrechar la mano de su contacto con una sonrisa, cuando luego la conversación fue conducida a un lugar más apropiado, y Mirko tomaba el maletín con la entrega para seguir a su socio. 






Al momento de subir a su vehículo, exhausto puesto que aún tenía que hacer todo el viaje de vuelta a su residencia, donde James probablemente ya le esperaba despierto, el tono de llamada de Amy Winehouse consiguió hacerle apretar la mandíbula, finalmente atinando al botón verde.

¿Hola, señor Hassler...? ¿Hola?─ Nuevamente, aquella irritante voz que acabaría por sacarle de quicio, no dejaba de repetir la misma pregunta una y otra vez, pero en esta ocasión, hubo un deje de desesperación al final─. ¿James?

─ ¿Quién diablos es?─ masculló, apretando el móvil en su mano diestra. 

Intento comunicarme con el señor Hassler─ contestó al otro lado de la línea─. ¿Este sigue siendo su número?

Mirko, con una sensación amarga en la boca, insistió.

─ ¿Para qué quieres hablar con él?

Es confidencial─ El tono con el que aquello fue respondido consiguió que Mirko detuviera sus arranques de impulsividad, para contener el aire─. ¿Quién habla?

─Su novio─ gruñó, sonando lo suficientemente convincente para que el silencio al otro lado de la línea se prolongase─. ¿Puedo saber quién sigue llamando al móvil de mi novio?

Trevor Mercer, agente del servicio de policía de Ottawa─ La respuesta consiguió hacer suspirar con fastidio a Mirko, quien se contuvo de golpear el claxon de su vehículo con violencia para descargarse─. ¿Podría pedirle que devuelva la llamada? Es importante, se trata de uno de los casos al que está vinculado.

Cicatrices. [En pausa].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora