ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ⁹ ᴘʀᴏᴘᴜᴇsᴛᴀ

105 29 0
                                    

ʜᴀɴ ᴍɪ ᴊᴏᴏ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ʜᴀɴ ᴍɪ ᴊᴏᴏ

Estaba impaciente, solo esperaba mientras observaba como la máquina hacia el algodón de azúcar, todavía no era nuestro turno de comprar, había una pareja delante de nosotros que había pedido cuatro, y apenas tenían dos en la mano.

Pero aún así observaba como la máquina lo hacía, y a él hombre también.

Habíamos encontrado unas cuantas veces a los chicos con los que había coqueteando anteriormente, aún no entiendo porque Jungkook se pone molesto cuando los ve, pero creo que no quisiera saberlo.

Pase mi lengua por mis labios resecos, hacia un poco de calor hoy, el día perfecto para un parque de diversiones como en donde estamos Kookie y yo.

Me volteo solo para verlo detrás de mí mientras observa el peluche que anteriormente le había regalado, realmente quise hacerlo, fue un impulso, no se cómo se debió haber sentido al respecto, pero solo lo tomo. Se ve pensativo, y por un momento sentí miedo.

Tal vez no le gustó. ¿Tiene algo de malo que una chica le regale un peluche a un chico? En mi opinión: No.

Volví mi mirada al frente cuando la pareja nos paso por el lado y pedí nuestros algodones de azúcar mientras pagaba.

Volví a observar como la máquina hacia el algodón, y en cuestión de segundos ya tenía uno en la mano. Se lo pase a Jungkook y tuvimos una pequeña riña sobre quién tendría el primer algodón. Incluso sentí a él hombre que los hacía soltar una risita.

Estaba un poco agotada, habíamos pasado por unos cuantos juegos ya, incluso hasta de niños, aunque Kookie se fajaba conmigo porque para el eran juegos de niños.

Los adultos también tienen derecho a divertirse.

—¿A dónde vamos ahora? —preguntó—. Aún es temprano, y no quiero regresar a casa.

¿Temprano? Vaya, creo que mi reloj está mal.

—Vaya, pues no lo sé.

—¿Tienes hambre? Es que aparte de esto no hemos comido más nada desde que llegamos. Y son las cinco.

—Siento que me muero de él hambre.

El solo sonrió mientras salimos del parque. Ya casi ni personas quedaban.

—Vamos a un restaurante a comer.

—¿Qué?

—Si, conozco uno donde podemos ir. Es genial, amo la comida.

—¿Dónde queda?

—Es un restaurante italiano —se rasco la nuca—. Creo que en cuarenta minutos podremos llegar.

Parpadee, ¿un restaurante italiano? ¿Acaso se había vuelto loco? Íbamos a ir a un restaurante italiano.

Negué mientras caminaba hacia donde estaba su coche estacionado. Ni muerta voy con él. No tengo tanto dinero encima como para poder pagarme la comida, y no quisiera dejar que Kookie lo pagara todo.

ᴄʀɪsᴛᴀʟᴇs ʀᴏᴛᴏs › ᴊᴊᴋ [#2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora