Diana dijo que había llegado una niña nueva a la escuela, he faltado mucho estos días para poder cuidar a mi padre, se me complica tanto estar solo que he descuidado la escuela.
Hoy había una fogata, todos mis amigos se reunirían, mi padre insistía en que fuera, que el podría estar bien unas horas, yo decía que no, no quería dejarlo solo, tome una silla y me senté frente a su cama, el volvió a decir
-Vete a esa fiesta-
-no es una fiesta- dije rodando los ojos- solo es un reunión-
-Bueno, vete a esa reunión- volvió a insistir- anda ve, te juro que estaré bien- y tenía razón, se veía mejor, torcí mi boca y asentí- eso es Gilbert, arréglate y ve!-
Hice lo que dijo. Me arregle y me fui a donde iba a ser la fogata, ahí estaban todos mis amigos.
Sonrieron al verme, comenzamos a platicar y no veía a ninguna niña.
- ¿Y las señoritas? Tenía entendido que estarían todos- cuestione a mis amigos.
- Oh, si, están bailando al rededor del fuego, típico, están locas, claro que fue idea de Anne- dijo entre burla Charlie, rei falsamente y me aleje un poco.
Camine a la fogata, y ahí ví varias siluetas, pero había una que me llamo más la atención.
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Bailaba contra el viento, su pelo volaba, sonreía sin parar, tenía una risa melodiosa, esos ojos que brillaban sin parar. Mi boca se quedó sin saliva, y las ví detenerse entre risas.
- ¡GILBERT!- grito diana feliz- si llegaste-
-Eh, si, si, mi padre insistió- dije sin quitarle los ojos de encima a aquella castaña-
-Ah, veo que ya observarse a ______- dijo con una sonrisa coqueta-
-Su cabello bailaba con el viento, es difícil no observarla- ella volvió a sonreír más al ver cómo la miraba, desperté del trance y dejé de sonreír- ammm...creo que iré a hablar con ella-
-De hecho ya es tarde, ya se va, tendrás que esperar en la escuela, gracias por venir Gilbert- Diana se despidió y corrió con las niñas, la ví tomar su abrigo e irse sin poder decirle un solo hola-
...
Dos semanas más y aún no voy a la escuela, el invierno llego muy rápido y más helado que antes, no me puedo arriesgar a dejar a papá.
Estaba en la cocina y escuché tocar mi puerta, deje todo en orden y corrí.
-Voy, un segundo - grite llegando a la puerta, al abrirla mis ojos estallaron, era ella. Ella con una sonrisa preciosa, tan bella y presentable como ese día- Uhh...-
-Hola Gilbert- su voz era tan dulce- El profesor me dijo que te enviará estos libros, vivo cerca y dijo que podría darte la tarea cada tarde-
¡Wow. Vivía cerca, esto es tan magnífico! Me di cuenta de que no dije nada, tome los libros y sonreí.
- Uh si, te agradezco que vinieras apesar de este frío-
-No pasa nada, la nieve es como un lienzo en blanco, no sabes que podrás imaginar en el- Diablos, es perfecta-
-Crei que comenzará a nevar pronto. ¿Gustas pasar por una taza de café? prometo que será el mejor que pruebes-
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Ahora solo estaba diciendo palabras sin sentido, pero ella sonrió.
-Me encantaría pasar- bueno al menos dijo que si-
Ella entro y la ayude a sentarse. Conoció a mi padre y los dos se llevaron bien, jamás había visto tan feliz a mi padre, y se por que lo estaba ya que en toda la tarde no dejo de darme sonrisas divertidas
