Tan lejano como el oeste; Kookjin

20.

Se encontraba de nuevo solo en la taberna. Volvió a estar tan alejado de la barra como últimamente había hecho, no tomaba grandes cantidades de cerveza y se limitaba a hacer viajes escasos al lugar. Incluso teniendo que rechazar a Jisoo tantas veces con su petición de quedarse para verle actuar. Jungkook no disfrutaba su estadía allí ya.

Odiaba admitirlo pero la ausencia de Jin había traído muchos cambios al pueblo, tanto para él como para los residentes.

El principal cambio se veía con la llegada de dos nuevos empleados en la taberna del viejo Song, esos dos chiquillos no era ni la mitad de buenos de lo que su mejor amigo había sido y las veces que Jungkook tomaba un tarro prefería que fuera Kyunsun quien le sirviera, aunque éste le mirara siempre con rencor.

La joven Kim, prima de su amigo ya no laboraba allí y de vez en cuando se podía ver la presencia de Song Kang atendiendo el sitio en lugar de su viejo padre.

También podía apreciar que en base a su mal genio había puesto tensos a algunos en la comisaria. Chan le repetía constantemente que se relajara sino quería ser reprendido por el gran Jeon, pero al pelinegro poco le importaba. Había sufrido reprimendas de su padre por cosas aún más pequeñas.

Como aquellas cuando limaba mal las herraduras o las correas eran mal atadas.

El hogar que había sido el de su mejor amigo antes, ahora se vio inundado por unos citadinos a quienes no logro reconocer al inicio creyendo que entrarían a robar una propiedad que no les correspondía. El embrollo se resolvió al llegar a la comisaria una vez que se comprobaron escrituras.

La casa ya no pertenecía a los Kim. El pecho de Jungkook se removió inquieto por ese dato nuevo predicho dándose cuenta por fin de una cosa.

Jin no regresaría.

Habían pasado ya más de dos meses sin haber recibido ninguna noticia del chico con quien había vivido toda su vida. Intento preguntar por él en la taberna, pero Song Kang desconocía su paradero, el viejo Iseul no parecía estar desde la partida del peli rosa y Kyunsun se limitaba a gruñirle cada vez que hacían contacto visual.

¿Qué si medito sus acciones? Lo hizo.

Supo que se había comportado como un estúpido y un mal amigo con Seokjin, pero seguía arraigado a la idea de que sus creencias desviadas podrían cambiar y una vez hecho esto, ambos podrían seguir siendo los mejores amigos que eran.

Y poco después medito en eso, ¿Por qué razón tenía que cambiar Jin para que ellos volvieran a ser amigos?

Mientras que en la ciudad capital, un jovencito de cabellos rosados rebeldes miraba impasible de un lado a otro por los presentes en aquella lujosa habitación.

Yacía sentado en el pequeño sofá perteneciente a la familia Min a la espera de que los tres hombres que hablaban proponiendo algo, se decidieran por aquello que harían. Jimin miraba hacia él de vez en cuando y sonreía con disculpa, Yoongi a su vez lucía tan serio como cuando le conoció por primera vez y con ojo crítico su mirada vagaba por toda su persona. Namjoon se limitaba a permanecer en silencio cruzado de brazos y asintiendo o negando a algún comentario que los otros dos jóvenes mencionaran.

En esas semanas, Jin y su familia se habían logrado instalar en High Mountain tan perfectamente bien como si toda su vida hubieran pertenecido a la capital y no al pueblo misterioso que era Crystalline. Su madre aceptó trabajar para la señora Min y sus obras eran incluso más hermosas que cuando laboraba en la textilería, la madre de Yoongi había quedado encantada pidiendo que trabajara en un vestido para ella, dándoles residencia en su gran morada.

Lo que fue un golpe a la pequeña impresión que tenía Jin sobre la finca que su amigo le había planteado tener, que no era más que un palacio. Al menos así lo miraron todos dentro de la familia del peli rosa. Había sido demasiado para ellos aun habitar un par de días allí, pero toda la familia Min quedo encantada con los integrantes de la otra familia que los convencieron plenamente de merecerse ese lujo.