El cielo es azul - [Hyunho] [✓]

XXVI

Los ojos de Minho brillaban como los de un niño en su primera navidad consiente. Sus manos aún sostenían la cintura de Hyunjin, pero su atención estaba por completo más allá de las nubes y la lluvia. La sonrisa que le dedicó al color azul dominante en su escasa plenitud visual, fue como un abrazo cálido a sus más fuertes sueños pasados. Minho imaginó en su cabeza un largo pasillo de recuerdos donde uno de ambos muros estaría dedicado a esa imagen, mientras que en la otra pared, la mirada de Hyunjin y sus pequeños actos dominarían cada cuadro.

Hyunjin sonrió, el cielo se veía precioso, pero más lo hacía Minho, con esa curva en sus labios, el brillo en sus cristalinos ojos y el modo firme de agarrar su cintura, sosteniendo en su manos mucho más que piel, pues ahora el corazón del menor también le pertenecía. El agua en sus mejillas hizo incapaz a Hyunjin de saber si era la lluvia o las lágrimas de emoción.

Minho bajó la mirada lentamente, como si fuera atraído por algo más, pero no queriendo alejarse por completo de esa imagen. Miró a Hyunjin como si fuera la única luz en el mundo. Él y el cielo. Minho no pedía nada más.

—Es azul... —Minho soltó una risa que se escapó de los más profundo de su corazón. La felicidad desbordaba por sus poros. Hyunjin le devolvió una sonrisa sincera—. Hyunjin, el cielo es azul.

Y lo abrazó, envolviendo su cuerpo con sus brazos mojados y sintiendo que ese mundo dejaba de ser el peor lugar de todo el universo. Hyunjin se aferró a ese agarre, y lo hizo más fuerte cuando Minho apretó su cintura con ambas manos para alejarse del abrazo solo para plantar sus labios sobre los del menor con total determinación.

—Me alegra que puedas verlo —murmuró el menor sobre los labios ajenos, sintiendo en su estómago miles de emociones distintas.

—¡Es azul! —Otra risa acompañó sus palabras, tomó al menor de sus mejillas y le dedicó cada partícula de brillo en su mirada. Hyunjin podía ver el cielo precioso o maravilloso, pero los ojos azules de Minho no tenían contrincante justo—. Gracias... Gracias por no rendirte conmigo, por no alejarme por siempre; por buscarme incluso cuando no quería que nadie me encontrara. Gracias por enseñarme el cielo, Tortuga. Gracias y mil veces, gracias.

—Nada de esto sería posible si tú no hubieses puesto tu nombre en cada esquina de mi corazón. —Hyunjin acunó su rostro en las manos del mayor, esa caricia sería por siempre su favorita—. Supongo que el destino es una mierda cuando quiere, pero tenerte al frente mío ahora, con ese brillo especial en tus ojos, mirando al cielo como si fuera la única razón de tu existencia... Le debo una disculpa.

—Siempre supe que eras romántico en el fondo. —Hyunjin negó con la cabeza, no sabía exactamente de dónde habían salido sus palabras, pero ahí estaban.

—No es mi intención ser romántico, sino sincero.

—Ah, vas a matar mi corazón muy jóven. No soporta tantos latidos —soltó con dramatismo el mayor. Aunque su labio inferior comenzaba a temblar por el frío, se sentía cálido en esos brazos. Minho miró los ojos de Hyunjin con detenimiento, el menor se sintió más pequeño ante ese par de ojos azules—. El marrón de tus ojos es hermoso. Lo vi aquel día en el patio de la escuela y lo veo ahora bajo la lluvia, rodeado de tantos otros colores, y aún así... siendo el único punto a dónde quiero mirar.

Hyunjin sintió calor en sus mejillas y en su pecho, el resto del cuerpo parecía estar a la intemperie, pero con aquel sonrojo y acelerar en su corazón, el resto se equilibraba. Minho volvió a juntar sus labios. Aquellos besos cortos o largos, eran la manera más pura de tocar el corazón de ambos, sintiéndose en el refugio correcto de aquella tormenta llamada "vida".

Un grito a lo lejos alertó a ambos chicos, pero la sonrisa en los labios de Minho no podría borrarla nada. Incluso su padre preocupado en la entrada del hospital y la mueca nerviosa de Hyunjin. Minho tenía el cielo en su cabeza y a Hyunjin en sus brazos, el resto se veía más pequeño en cuestión de importancia.