Historia de dos cisnes

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"Los cisnes cantan antes de morir y no hay nada más bello que un cisne elevando una melodía al caer..."

El brillo crepuscular cubría las torres del castillo y el viento helado creaba ondas en el lago. Un murmullo se alzó cuando las hojas de los árboles se mecieron, haciendo que la pequeña princesa temblara.

—Nunca existirá la luz sin la oscuridad... dos lados de una misma moneda, cada uno luchando por salir a la superficie ¿Dejarás que la balanza se incline hacia el lado oscuro, Duchess?— preguntó con voz sombría.

La niña negó con la cabeza mientras intentaba entender sin éxito lo que su abuela le explicaba. Asomadas por la ventana más alta del castillo, la vista hacia el lago de los cisnes era lo más hermoso que Duchess Swan había presenciado.

—Dentro de ti habitan esos dos lados, se trata de dos cisnes; uno blanco y uno negro. Tú eres la próxima princesa cisne— reveló.

La mujer guió a la niña de vuelta a la cama, cerrando la ventana detrás de ella.

Era el cumpleaños número ocho de la pequeña Duchess y había tenido su primera transformación esa mañana.

Cuando despertó, sus pies habían sido convertidos en los de un cisne, palmeados y planos, haciendo que cayera estrepitosamente en cuanto intentó levantarse de la cama.

Se asustó mucho y cientos de lágrimas llenaron toda la habitación antes de que su abuela la encontrara gritando aterrada. La anciana pasó más de tres horas intentando calmarla, diciéndole que sus pies volverían a cambiar y que algún día, ella sería capaz de controlar aquella transformación.

Duchess temía no poder a bailar ballet nunca más, pero su abuela la consoló al mencionar que el ballet siempre iba a ser su talento especial y que nada cambiaría eso.

Esa noche, una vez que Duchess dejó de llorar, la mujer decidió contarle a su nieta el cuento de su madre; la princesa cisne.

—Había una vez una hermosa princesa llamada Odette, quien había sido bendecida con el don de la danza, todos la amaban por ser hermosa y gentil pero un día, el tenebroso mago Von Rothbart la maldijo, condenándola a convertirse cada noche en un cisne. Tenía poco tiempo, si el hechizo no se rompía, se quedaría con esa forma para siempre. Solo podía ser rescatada por el noble príncipe Sigfrido de quien estaba enamorada, sin embargo, el hechicero lo engañó con magia, haciendo pasar a su hija Odile por la princesa Odette. El príncipe cayó en la trampa, casándose así, con la mujer equivocada...

—¿Qué pasó con la princesa? —preguntó Duchess con curiosidad.

—Odette nunca pudo volver a ser humana, con el pasar de los años terminó por convertirse en un cisne, pero la pena y el dolor que sintió, le arrebataron la vida, lo había perdido todo...— susurró.

—¿Murió?— preguntó Duchess.

—Sí, su propio corazón roto la mató— respondió la anciana con voz entrecortada mientras le revelaba a su nieta el trágico final que había tenido Odette.

No se lo había dicho como tal, no se atrevería a decirle a Duchess que su madre se había arrancado la vida al final del Ballet del Lago de los Cisnes, a pocos días de haber dado a luz y sabiendo que a partir de entonces, sería un cisne el resto de sus días y que debería vivir con el corazón destrozado.

Algún día Duchess lo sabría, claro estaba, pero aún no era el momento, la anciana no estaba lista para revelarle a la siguiente Odette que ese sería también el final al que estaba destinada.

—Me hubiera encantado conocer a mi mamá, apuesto a que era tan gentil y tan hermosa— suspiró Duchess.

La anciana acarició el blanco cabello de la niña, donde no había un solo mechón negro, era tan inocente su pequeña princesa cisne. El tener que contarle todo eso, era una completa tortura.

"Lágrimas de Cisne"- Duchess Swan y Sparrow HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora