CHEER UP ➵ ʙᴛs;; ksj [✔]

O17

pov's kim seokjin 

—Entonces, ¿No vas a mudarte? —el rubio frente a mí frunce su ceño, yo giró los ojos ya fastidiado— Hermano, no es mi intención ofender, pero…

—No es de tu incumbencia, JiMin. —sí, se trata de él.

Son exactamente las ocho, Haeri ha ido a hacer las compras y de un segundo a otro este individuo de poca clase tocó la puerta, llamándola. Al decirle que no estaba, se dispuso a esperar sentado en la sala, conmigo allí. Dijo estar preocupado por la integridad de su amiga, que yo no era de confiar. ¡Es absurdo! Soy un hombre muy respetable, jamás le haría algo malo.

Demonios, es verdad que me vuelve loco, pero nunca le faltaría el respeto a Haeri, a menos que ella me deje…

—Eres millonario, tienes miles de oportunidades para irte. —bufa— ¿Por qué quieres estar con ella? Apenas la conoces. 

—Ya te lo dije: 'No es de tu incumbencia, JiMin.' ¡No molestes! —gruñi, y él rió.

—Estás loco por ella, ¿No? Lo noté desde un principio.

Mierda.

—Sí no tienes nada que hacer puedes irte, supongo que debes tener mucho trabajo estos días.—me levanté del sofá y lo obligue a levantarse, arrastrándolo a la salida. 

—Necesito a Haeri —se quejaba de mis empujones— ¡No me iré hasta verla, bastardo ricachón! 

—¿Qué sucede? —en ese momento la puerta es abierta, y la pelinegra se asoma con unas bolsas de compras. Solté a JiMin, él enseguida corrió a los brazos de su amiga, quien aún confundida lo recibe— Pensé que estabas con Hoseok.

—Exacto, estaba. El muy idiota se metió en problemas y ahora está arrastado hace horas.

—¡¿Qué?! 

—Pero tranquila, TaeHyung está con él. —no sé si eso nos llegue a tranquilizar más— Venía a pedirte mi auto, ¿Ya está listo? 

—En la cochera, las llaves se encuentran en el estante a la derecha. —intranquila se deja caer contra la pared, suspirando— Y JiMin, no los dejes hablar, solo va a empeorar la situación. Paguen la fianza y váyanse. 

—De acuerdo. —asiente— Más tarde te llamo. —su mano es agitada mientras se retira del lugar, fueron unos minutos en silencio hasta que escuchamos el motor de un auto arrancando. 

Entonces gira a verme, remoja sus labios y camina a la cocina, conmigo de atrás. 

—Espero que JiMin no haya dicho algo… muy JiMin. 

—Lo dijo, es inevitable —reí— pero está bien, nada de lo que haya podido decirme es incorrecto. Es bueno captando situaciones. 

Y odio admitirlo, ese rubio oxigenado pudo saber más de mí mí un par de largos minutos que mis lares durante veinte años. Algo bastante lamentable, lo cual me hace pensar que no soy muy difícil de leer, mis emociones siempre quedan expuestas. Mucho más cuando se trata de Haeri, y mi poca estima propia hacía lo que el futuro me lanzará. Viéndola, puedo ver en ella una mujer fuerte, decidida y propuesta a un futuro mejor del que su padre le ha querido dar. Viéndome a mí, nadie nota ese optimismo o seguridad. 

Me da envidia. Nuestras situaciones son diferentes, y vivimos la vida que el otro quiere. No tenemos nada en común, pero tanto al mismo tiempo. 

—¿Y qué dijo exactamente? —detiene sus acciones en medio de su preparación para la comida, y me ve fijamente con una sonrisa en sus labios. 

—'Estás loco por ella.' Fue lo más coherente que he escuchado de Park JiMin en mucho tiempo. —imite su sonrisa, con gracia. 

—No tienes vergüenza. —se da la vuelta, cubriéndose el rostro con el cabello, me hace querer verla más, saber que opina con sus expresiones.

—Soy honesto al respecto de lo que siento. 

—¿Entonces qué? ¿Te gusto? 

—Pensé que era bastante obvio. —levanté los hombros.

—Dime, SeokJin. ¿Por qué debería caer a tus pies? ¿Qué te hace diferente a los miles de chicos afuera? —vuelve a verme.

—Hay más defectos que virtudes, pero… sé hacer café, ¿Cuenta? —y sus risas estallan, alegrando completamente el tenso ambiente que nos envolvía. 

—Digamos que sí. 

Oh, Dios.