CAPÍTULO 5

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Zoe Davis

Ya era por la mañana. La verdad es que ayer casi me salió contarle todo a Nathan, la única cosa que no debía contarle.

Me avergonzaba que se entrara.

Me puse a llorar, débil por mi parte, pero no sabía que más hacer. Él estaba delante de mí, curándome la herida. Seguía recordando las cosas que me gustaban y las que no, como si el tiempo no hubiese pasado. Encima, mi hermano explicando como cada uno de nuestros amigos había continuado con su vida y estaban en su mejor momento, justo viviendo lo que siempre habían querido, me hizo sentir bastante mal. Yo tenía su misma edad, y no tenía ni la mitad.

Me levanté de la cama y fui al baño a ducharme. La verdad es que lo necesitaba. Solo llevaba aquí un par de días y no sé si había sido buena idea. Era todo mucho más fácil cuando no me hablaba con Nathan, cuando estábamos separados. Ahora, todo había cambiado, y aunque hayan pasado cuatro años, sentía que nosotros seguíamos conociéndonos igual.

Cuando acabé de ducharme, me arreglé y me vestí. No sabía que íbamos a hacer hoy durante todo el día, lo único que sabía es que por la noche iba a reencontrarme con Steve y Tyler, hacía mucho que no los veo.

Cuando ya estuve vestida, decidí llamar a Spencer. Debían de ser las dos por allí, así que dudaba que se hubiera ido a dormir. Siempre se quedaba hasta muy tarde trabajando.

—¿Hola? —contestó Spencer.

Sonreí involuntariamente.

—¿Qué tal va por allí? —le pregunté,  feliz.

—Genial, Fofi se está portando estupendamente. Pero te echamos de menos —me lo imaginaba poniendo una mueca triste.

—Yo también os echo de menos.

—¿Qué tal tú?

—Pues ni bien ni mal —me sinceré, acomodándome en la cama—. Quieren hacer un viaje a Hawái, ya que estamos todos juntos...

—¡Que bien!

—Ya, me parece genial, pero no me apetece ir con quien tú sabes...

—No dejes que eso te arruine el viaje. Seguro que os lo pasáis genial —siempre me hacía abrir los ojos.

Tenía razón.

—Eso espero.

—¿Cómo fue cuando lo viste?

—Me abrió él la puerta e intenté salir corriendo —se escuchó una risa al otro lado del teléfono—. No te rías, Spencer. Era la última persona que me esperaba detrás de esa puerta, además, después discutí con su novia —dije,  jugando con la sabana.

—¿Discutiste con su novia? ¿Por qué?

—No sé, la tal Jess vino a recriminarme cosas, y aunque intenté mantenerme callada, no pude.

—Pues que bien —dijo irónicamente.

—Ya ves...

Me quedé hablando un rato con Spencer. Sabía que estaba cansado así que le obligué a que me colgara y se fuera a dormir. Cuando colgué, me levanté de la cama y arreglé un poco la habitación. Desde un principio iba a quedarme en un hotel o alquilarme un apartamento, pero no me dejaron. Scarlett y Jake se pusieron muy pesados con que no tenía que gastarme dinero si ellos tenían habitaciones de sobra. Ya sabia que no me dejarían, pero no me gustaba interrumpir su intimidad y su vida familiar.

Bajé las escaleras para ir a desayunar. Ya estaban todos despiertos. No eran muy dormilones. Mi hermano y mi amiga debía hacer un rato que ya estaban despiertos porque ya iban vestidos.

REDAMANCYWhere stories live. Discover now