cinco

228 23 5
                                    

« no importa la distancia, parecía que siempre estabas cerca, encima de mí. Tu olor, ¡Dios! No importa cómo, cuándo y dónde, tu maldito olor invade mi nariz en minutos con tan solo imaginarte »

La fuerte música resonaba en toda la casa, Mori estaba estático junto a los peliblanco y pelirroja, los tres no se tardaron mucho en esparcirse en diferentes habitaciones. Hirotsu fue directo con un chico de cabello anaranjado y chaqueta verde, Yoko junto a un par de chicas rubia y pelinegra, Mori se integró rápidamente entre algunos con cuáles chocó.

« no sé si está bien para tí, pero para mí, es doloroso, riesgoso y horrible. Es difícil... ¡Mierda, no lo sé! Te amo, me gustas, es todo, no sé hacer poemas. Y pensar que en mi habitación hay todo un bloc arrugado... »

Sus miradas se reencontraron, y aunque él lo saludó, fue ignorado, se sintió como una presión en su pecho.
Él seguía cabizbajo, y no le permitía saber la razón. Por más que Mori trate de presionarlo por qué le cuente su problema, Fukuzawa se niega y evade el tema. No tiene idea en qué piensa, y solo busca ayudarlo.

Se alejó del grupo en busca del peliblanco, y aunque chocó con su mejor amigo, no se atrevió a preguntar por él. Fue directo al patio, había una enorme piscina y dentro de ella un par de chicas. El de orbes vino ignoró cualquier otra presencia y rebusco en toda la zona, localizando a su amigo sentado a un lado contra la pared. Una de sus manos reposaba sobre su rodilla elevada, mientras la mano libre sostenía un cigarrillo. Mori tosió un poco, pero se acercó.

Hubo un silencio bastante largo, ninguno quería hablar, y así estaba bien. Se separaban por milímetros otra vez, la cabeza del menor se recargaba sobre el hombro izquierdo del ojiazul, mientras jugueteaba con el pasto húmedo. Podía oír la respiración de su amado, y eso lo relajaba. Fukuzawa estiró el cigarrillo en frente de Mori, ofreciéndole y siendo aceptado. ¿Podía considerarse un beso indirecto? Es el mismo cigarrillo que él consume. Y raramente lo hace, ha visto fumar a Yukichi solo cuatro veces en su vida, siendo Mori el fumador excesivo.

─ creo que me gusta alguien ─Fukuzawa rompió el silencio, su voz sonaba ronca y más agotada que de costumbre, posiblemente por el alcohol que consumió─ y ese alguien no.

Aunque era como estaca sobre el pecho del pelinegro, estaba ahí para ayudarlo, no para hacer caprichos.

─ ¿Por qué lo dices? Amigo, eres todo lo que una chica puede desear, no hay competencia para tí.

─ chica... Claro. Estoy seguro que le gusta otro, alguien mucho más decente que yo, alguien como tú.

Abrió los ojos como platos, dejó caer el cigarrillo y lo piso.

─ no soy decente, mi vida es monótona. Si me estás diciendo que esa chica se fija en mí, la rechazare, debería amarte a tí ─Mori se sentó sobre él, asustando un poco al ajeno. Dió pequeños golpes con su dedo sobre la nariz de Fukuzawa─.

El mayor no respondió, una mueca en su rostro era suficiente respuesta. Ambos brazos rodearon la cintura de Mori, generándole un rubor en ámbar mejillas. Pero le dolía de alguna forma, le dolía que ese calor sea para otra chica, le dolía que cada vez que Fukuzawa se alejaba seguramente era por ella. Mordió su labio inferior, sintiendo celos e impotencia; no puede hacer nada si él piensa confesarlo.
¿Por qué es tan difícil siendo ambos chicos?

Una voz masculina interrumpió el momento, era algo chillona e infantil. El mayor fue el primero en gruñir, anhelando más de ese hermoso momento.

─ Edogawa, te he dicho que no vengas a esta fiesta, es mucho para tí

─ ¡Pero Fukuzawa-dono! ¡Yosano-san prometió budín si la acompañaba! ¿Él es tu novio? ─la figura pelinegra y de menor tamaño se acercó con pasos pesados, sus ojos estaban cerrados y llevaba las manos cerradas como puño─ ¡¡Hubieras presentado a tu novio antes!!

El pelinegro se levantó rápidamente avergonzado, rascó su nuca nervioso mientras negaba con su mano. Fukuzawa tenía el rostro neutro pero levemente enrojecido, acomodó un mechón de su cabello. Ranpo chasqueó la lengua, entendiendo la situación muy rápido, observó a su amigo para luego analizar al desconocido. No comentó nada más, solo se dió la vuelta y corrió hasta adentro.

─ ¿Qué rayos fue eso? ─susurró, mientras trataba de relajar su sistema nervioso con pequeños masajes en la mano.

─ Ranpo Edogawa, es de segundo año en el instituto.

─ pero parece mucho menor que nosotros, debe tener como doce años, ¿No? ─Fukuzawa asentió.

─ es el chico que estaba buscando la otra vez, sus padres fallecieron y junto a los míos decidimos hospedarlo en casa, vamos a adoptarlo pero él no piensa quitar su apellido. Es muy inteligente para su edad, me ve como un hermano y no quiero decepcionarlo.

Mori no lo resistió y lo abrazo, con una sonrisa plasmada en su rostro. Le encantaba, amaba esas acciones amables, lo adoraba y le parecía tan tierno. El ajeno no tardó en corresponder confundido.

─ no lo vas a decepcionar, ¿Sí? Eres el mejor, trataré de llevarme bien con él.

Ocultó su rostro en el pecho del esbelto chico, habían cosas que aún ambos no compartían entre sí por respeto a la intimidad, pero incluso cuando no lo decían, estaban conformes con la poca información porque ninguno de los dos se idealizo. Fukuzawa ve y conoce a Mori como un chico extrovertido, despreocupado y astuto. Mori ve a Fukuzawa como un chico reservado, serio y que se hace respetar.

La música seguía retumbando en la casa, y tal vez más fuerte que antes, ni el menor ni el mayor se decidían en cortar ese contacto tan estrecho que adoraban. Estaban bien con el calor del otro, satisfechos, aunque para ambos duela.

polos ✧Where stories live. Discover now