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una campanita suena por una notificación en su celular que recibió del chico, quién esperaba a hanabi en la calle frente a su casa. con sus pálidos dedos acomoda su cabello dentro de su gorro afelpado, acabando de alistarse para abrir la ventana de su habitación y bajar por el árbol. al tocar el suelo, sintió su nariz fría y la brisa nocturna chocar contra su rostro, al llegar frente al chico, notó la mirada inexpresiva en él.

──no sabes lo agradecida que me siento porque has venido, me gusta que pueda seguir contando contigo, haru ──apesar de su incomodidad, le mostró una de sus más bonitas sonrisas, esperando a que se eliminará el silencio tenso entre ellos.

──solo quería saber que buscabas de mí ──chistó con desinterés, cruzándose de brazos y apoyando su cuerpo en su motocicleta──. dímelo rápido, antes de que me arrepienta de haber venido hasta aquí.

──sonará descarado, pero necesito un favor y tú eres el único en el que puedo confiar hasta ahora.

──claro, porque soy tu maldita perra, la que puedes manejar como te plazca, pero si debes golpear a alguien hasta dejarlo casi muerto, hazlo tú sola.

──no digas cosas tan horribles, yo no te veo así ──suspiró hanabi, cabizbaja──. eres mi amigo, confío en tí y es por eso que siempre estuve a tu lado, lo sabes.

──pídele al idiota de tu novio que te ayudé, porque no ayudaré a la chica que abandonó a la toman cuando más se le necesita.

──detente con tus palabras groseras, haruchiyo ──frunció el entrecejo, comenzando a irritarse ante el comportamiento del contrario──. ¿a qué viniste si tanto te desagrado? ¿te golpeó para que dejes de comportarte como un ridículo o te detienes tú mismo? decídete.

──inténtalo ──hanabi suspiro frustrada, sus ojos se entrecerraron, mirando a sanzu con recelo y tomándolo desprevenido, enrrollo una parte del cabello rubio en su mano y lo jaló con fuerza para acercarlo a su rostro.

──¿te gustaría saber el porqué “abandoné” a la toman como tú dices? entonces, lo único que tendrías que hacer es ayudarme en lo que te necesito.

sus ojos azules observaron con más detenimiento a hanabi, seguía mirándose tan bonita como siempre, pero una de sus mejillas estaba decorada por una mancha amarillo verdoso y parecía estar más delgada que antes. en sus adentros, se sintió preocupado por ella, no había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron, así que se preguntó como tuvo un cambio tan extraño en tan poco tiempo.

soltó un gruñido y se separó de ella, murmurando un par de maldiciones al aire antes de volver a dirigirle la palabra──: contigo todo siempre es después, así que más vale que me cumplas ésta vez, hanabi.

──no estés tan a la defensiva, mira que te tengo una sorpresa de agradecimiento, pero te la daré más tarde ──soltó una risa ligera, luego ambos subieron a la motocicleta y sanzu seguía las indicaciones que le daba hanabi, quién lo llevó hasta un edificio de tres plantas.

hanabi se bajó de la motocicleta, sintiendo una mezcla de emociones resolviéndose en su corazón, por escasos que fueran los recuerdos en su mente, los más nítidos se encontraban al lado de su padre, a quién extrañaba más cada día de su miserable vida. sanzu fruncio el entrecejo, no entendía porque habían venido a observar una infraestructura abandonada, dónde su pintura desgastada, ventanas rotas y maleza le daban al sitio un aspecto más frío y sombrío.

──aquí fue la guarida de shoganai ──le comentó hanabi cuando el chico llegó a su lado, éste la miro curioso──. antes estaba más presentable y con mejor mantenimiento.

──¿cómo sabes tú que ésto le perteneció a shoganai?

shoganai fue una pandilla que se formó hace más de quince años atrás, lo que empezó como un pequeño grupo que dominaba la ciudad de meguro y el barrio de roppongi, fue extendiéndose hasta llegar a gobernar todo el país, ante el carisma del líder, dicha pandilla fue la más grande e influyente que existió dentro de japón. sin embargo, entre los años 1995 a 1997, debido a una masacre que acabó con la vida de los miembros fundadores, capitanes y vice-capitanes, la pandilla se disolvió.

#INOCENTE ── ran haitani.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora