Dylan I

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Seis meses después

El sonido de las alarmas resonando a través de los altavoces inundó sus oídos, despertandolo en el proceso. No quería levantarse de la cama, pero tenía que hacerlo. Sabía bien que si no lo hacía el castigo que recibiría sería peor. Suspirando con resignación se levantó de la cama y caminó hacia el lavavo para mojarse la cara. Se detuvo unos momentos para mirarse en el espejo, sorprendiéndose por como había cambiado significativamente en tan sólo siete meses. Su cabello castaño había crecido hasta cubrirle las orejas, y sus ojos color miel habían perdido ese brillo juvenil que antes tenían. Terminó de mojarse la cara y se preparó para salir de su celda y comenzar otro largo día en el reformatorio.

Aunque muchos de los internos se quejaron del trato firme y autoritario que se les daba en el Reformatorio Estatal de Lincoln, Dylan sabía que existían destinos peores que éste. Después de todo, él ni siquiera debería estar ahí en primer lugar, sino en un sitio mucho peor y deprimente.

Terminó de atarse los zapatos y se dispuso a despertar a su compañero. Algo que no le gustaba de Jaiden era su sueño pesado, que ni siquiera la gruesa y profunda voz del supervisor podía romper. Dios, podría haber un incendio y el idiota no se despertaría.

Tomó la almohada sobre la que dormía Jaiden y tiró de ella con brusquedad, haciendo que la cabeza de su amigo golpeara el colchón. El inepto sólo gruñó y siguió durmiendo. Dylan suspiró con fastidio, tomó un vaso de agua y lo llenó en el lavavo, se acercó a su inconsciente amigo y se lo salpico por toda la cara.

- ¡¿Qué mierda?! - Jaiden saltó de la cama, completamente sorprendido y estupefacto. Dylan tuvó que hacer un esfuerzo para no reírse de la expresión de su amigo.

Jaiden lo fulminó con la mirada, mientras se levantaba de la cama individual y se secaba con su camiseta.

- ¿Qué te pasa maldito loco?

Dylan alzo las manos al aire en señal de rendición. - Hey, hey tranquilo. Yo sólo hice lo que tú me pediste que hiciera. ¿Acaso olvidaste que ayer me pediste que te despertara para evitar otro castigo por quedarte dormido?

- ¡Sí, pero no arrojandome agua fría en la cara, maldición!

Dylan sólo le arrojó sus zapatos y salio de la celda rápidamente, tratando de evitar oír más de las quejas de su amigo.

..........

- Todos los internos, por favor, diríjanse al comedor. La hora del almuerzo sólo será de treinta minutos. - Anunció el supervisor desde los altavoces.

Suspirando resignadamente, tomó su bandeja del mostrador y se alejó de la extensa fila.

- ¡Dylan!

Sus ojos recorrieron el comedor en busca de la fuente de esa voz. Fue un poco complicado devido a que todos los reclusos en la prisión usaban el mismo uniforme azul cian.

Pero una sonrisa se formó en su rostro cuando la encontró finalmente.

- No te quedes ahí parado. ¡Ven! - exclamó Lizzy.

Dylan comenzó a caminar a paso rápido hacia la mesa, notando que el hermano de Lizzy, Issac, también estaba ahí. Los saludó a ambos y se sentó en el otro extremo de la mesa, quedando frente a ellos.

- ¿Cómo ha estado su día? - preguntó Dylan casualmente.

Issac hizo una mueca y bebió de su taza - Horrible, eso es lo que ha sido.

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⏰ Last updated: Jul 27, 2023 ⏰

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Darkness Days The PlagueWhere stories live. Discover now