La rosa del Sultán.

13. La Noche.

Palacio viejo.

Mahidevran.

El sol se ocultaba y ella lo observaba en silencio, mientras sus pensamientos volaban a lo ocurrido hace unas horas.

Orhan.

Casi estuvo Orhan en los baños.

Si Elmas no los hubiese interrumpido, no sabía lo que hubiese pasado.

Si tan solo Elmas no hubie.....

Y la mencionada se hizo presente, abriendo la puerta sin tocar y con una mirada determinada.

- Hola Elmas - dijo a desgana - ¿acaso no aprendiste a tocar las puertas?

La otra solo la miró, salió de los aposentos y a los segundos escucho como tocaba la puerta.

Quiso reírse pero así era Elmas.

- ¿Quien es?

- Soy yo...

- ¿que vienes a buscar?

- A ti....

Soltando una pequeña risa ante eso, no pudo estar molesta por mucho tiempo con Elmas.

- Entra....

Elmas volvió a entrar y apresurada se acercó a su armario.

La miró en silencio y con sorpresa y observó como sacaba todos sus vestidos hasta en encontrar el último que fue regalo de la madre Sultana.

El rojo.

Elmas por poco le tiro el vestido al rostro, después se puso a elegir un collar de los pocos que tenía.

Y obviamente, se los lanzó.

-¿pero que? - tomó lo que su compañera le lanzó - ¿para que me lanzaste esto?

Elmas dejó de dar vueltas y parándose frente a ella y con las manos en la cintura le sonrió.

- Vamos a salir - le dijo simplemente - tu y yo, eso es lo que tenía que decirte antes....

- No - frunció el ceño - ni loca salgo contigo...

- Si iras...

- No iré - la reto.

- Entonces este amiguito mío me ayudará a impulsarte - murmuró mientras sacaba un pequeño frasco de en medio de su Kaftan - saluda a tu próximo compañero de aposentos.

Era un maldito escorpión gigante.

Eso cosa enorme y aterradora, horrenda.

-¡aleja esa cosa de mi! - grito mientras retrocedía asustada - ¡me cambiare! ¡Me cambiare!

Al escuchar eso Elmas puso una sonrisa satisfecha en el rostro - Buena Niña - murmuró - arregla un poco tu cabello pero llevalo suelto, yo iré a cambiarme.