Se sentía confiado, ser coqueto era algo fácil para él, se había estado conteniendo mucho, ya que Namjoon nunca mostraba que se diera cuenta de sus coqueteos, pero ahora eran novios. Ahora ya no había barreras, verdad?
-¿Seguro que es buena idea que te acompañe?-preguntó Jimin cuando Namjoon estacionó el auto fuera de una residencia. Se sintió nervioso, parecía ser un lugar muy costoso.
-¿Por qué no? Eres mi novio.-dijo Namjoon quitando su cinturón de seguridad.
Jimin sonrió burlón.- Solo mírame,- se señaló a sí mismo.- tengo maquillaje, ropa muy ajustada y para nada masculina, seguro los socios de tu madre van a desagradarles mi presencia.
-¿De qué hablas?- la expresión de Namjoon se mostró dura.- No buscamos aprobación de los socios de mi madre, mucho menos voy a dejar que te miren mal o digan algo inapropiado, te pedí que me acompañaras para presentarte como mi novio.
A lo largo de su vida, Jimin había sido rechazado, insultado, e incluso golpeado por su forma de ser, de vestir. Cuando cumplió los diecinueve dejó de reprimirse y comenzó a vestir como quería y usar maquillaje. Sus padres le dieron la espalda, pero hubo un grupo de chicos que le tendieron la mano.
Y ahora Namjoon le hacía sentir como alguien especial.
-Hey, -llamó su atención, acomodando un mechón de su cabello detrás de su oreja.- luces precioso esta noche.
Sus mejillas se sonrojaron y su corazón se encogió ante sus palabras.
-Déjame presumirte al mundo, si?
Jimin asintió sin mirarle, Namjoon pareció contento. Tomó su mentón con sus dedos, haciendo que le mirara a los ojos. Park se sintió derretirse por sus ojos filosos y mirada penetrante, cómo es que era tan atractivo?
-Ven aquí, bonito.- murmuró Namjoon antes de acercar su rostro y tomar los labios esponjosos y rosados entre los suyos.
Un escalofrío recorrió su columna cuando sintió la lengua del mayor pasar por su labio inferior y luego pasó a morderlo levemente. Jimin suspiró y abrió más la boca, dándole total exceso, comenzando un beso más húmedo e intenso. Tomó el cabello pelinegro entre sus dedos, acariciándole y obligándole a seguir besándolo, pero Namjoon se separó.
-Tenemos que entrar, bonito.- dijo Namjoon cuando dejó de besarle.
-Oh, si, cierto.
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Jimin no estaba acostumbrado al ambiente de ese estilo, gente refinada de un lado a otro, todos con ropa elegante y copas en sus manos. Pero se sintió más cómodo cuando la madre de Namjoon llegó hasta ellos al entrar al lugar.
-Mis niños, por fin llegaron.-dijo la mujer de cabello corto pelinegro, portando un precioso vestido morado ajustado. Claro que era madre de Namjoon, pero eso no iba a quitarle el estilo nunca.
