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🎃🍼

Jay estaba concentrado en su computadora portátil desde hace horas, bastante inspirado en su novela con fecha límite pisándole en los talones. O al menos eso había estado haciendo hasta que la conexión que lo unía con Jungwon dio un tirón agradable y su lobo alfa levantara la cabeza alertado por el pitido rítmico
de la clave electrónica en la puerta, alzando un poco la nariz para intentar buscar algún olor. El rico aroma del kiwi aturdió sus sentidos, haciendo al alfa lloriquear al reconocer a su match al otro lado de la puerta.

Así que, sin preocuparse en dejar inconcluso el borrador, salió corriendo de la cocina donde había estado sentado por horas, para llegar a la entrada, solo escuchando el chasquido del seguro desbloquearse antes de la puerta siendo abierta con un movimiento corto. El omega entró
con su maleta en mano, mirando hacia el suelo donde se quitó los zapatos y estiró su espalda. Luego levantó la cabeza para mirarlo. Y Jay frunció el ceño, porque las cejas de Jungwon se encontraban tensas, con los ojos aguados y las mejillas coloradas. Sin cuestionar nada, se acercó cauteloso, acunando su rostro en sus grandes manos.

— ¿Qué pasó, bebé? Creí que llegarías mañana — preguntó con voz bajita y preocupada. Pero tuvo un cosquilleo en su nariz por un nuevo aroma extraño en Jungwon que antes no había estado ahí. Olfateó su cabello, reconociendo el dulzón de leche que envolvía suavemente su aroma de kiwi. Apenas podía sentirlo, era casi imperceptible, pero su alfa no dejaba de oler y lloriquear desesperado en su
interior — Hueles a leche, qué raro.

Los ojitos de cachorrito del omega destellaron y sus labios le sonrieron tímidamente, respirando hondo para llenarse de su olor afrutado. Los nervios no se disiparon por eso, pero al menos su omega se sintió seguro en la protección de sus manos sobre él
y por el hecho de saber que ahora podía oler a calabacita. Quizás su pequeño retoño solo se había cansado de jugar con su padre alfa y finalmente le dejó saber que estaba ahí. Jungwon también pudo sentirlo, ese dulce sabor de leche mezclada con el kiwi y las fresas.

— Tenemos que hablar.

— ¿Qué pasó? Me estás preocupando.

Tomando una bocanada de aire, murmuró nervioso.  — P-primero siéntate.

ACGPT 🎃 ʚ ʲᵃʸʷᵒⁿ ᵃᵘ ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜᶦᵒ́ⁿ Where stories live. Discover now