Stella tenía puesta una mirada acusadora sobre Nicoletta, quien trataba de esquivar al tomar agua de un vaso, tratando de ignorar a su amiga. La rubia presionar unas teclas de su computadora, pero no le prestaba atención.
—¿Por qué me estás mirando así? Debes de fijarte en tu documento, tal vez vas a escribir algo mal —dijo temerosa cuando el agua se agotó, limpió la comisura de los labios.
—Morfeo ya no está cascarrabias, o bueno, no mucho. Tú ya no estás tan estresada, por lo que he concluido que te lo estás comiendo —analizó con una sonrisa burlona en los labios.
Nicoletta abrió los ojos de par en par con sorpresa, inclinándose hacia delante y tratando de colocar las manos sobre los labios de su amiga.
—¿Qué? ¿Ahora eres muy púdica? —mofó la rubia, luego de haber mordido la palma de la mano—. No tiene nada de malo coger, es una necesidad de primera en los seres humanos, así muy importante como tomar agua o comer. Además, ya tenías como un año que no lo hacías.
—¿Hacer qué? —preguntó la deidad, que acababa de llegar de la tienda y solo logró escuchar la última parte de la oración.
—Hacer cosas de primera necesidad, como dice Abraham Maslow —replicó Stella con sutileza.
Morfeo supuso que estaban hablando sobre algún proyecto de la chica, por lo que optó no prestarle atención. Él se dio unos pasos hasta llegar a la mesa, justo detrás de su humana, apretando sus hombros como masaje. Ella disfrutó el tacto y se permitió cerrar los ojos por unos instantes.
—Después de Nicoletta voy yo, que hoy tuve una sesión de fotos e hice unas posiciones raras para capturar el mejor ángulo.
—¿Me viste con cara de que hago masaje o qué? ¡Consíguete a alguien que te masajee! —reprochó él, haciendo un mohín con los labios.
—Sí quiero, ¿en tu elenco de teatro que dices que eres Morfeo no hay un Cupido que me fleche a una chica más alta que yo con unas nalgotas? —bromeó ella, negando con la cabeza.
—De hecho, le dio la loquera y ya no usa flechas, ahora usa unos cupones —respondió él, frunciendo el entrecejo—. Ese ser es raro.
—¿En serio hay alguien que sea Cupido?
—Había —corrigió él al darse cuenta de su error—. Creo que se va a hacer otra obra.
—Cuando sea tu primera función, yo quiero ir en primera fila.
—Hecho —mintió él, notando como su mortal tenía la respiración relajada y no comentaba ni una palabra.
—Ya se durmió, tuvo mucho trabajo en la guardia y una exposición en la facultad.
—Bueno, la voy a acostar —afirmó él, pasando la mano izquierdo por encima de su cuello y recargando la cabeza sobre un hombro en lo que se agachaba para pasar su otro brazo por debajo de las rodillas.
—La muy idiota se ha quedado dormido con la ropa, déjame ayudarte a cambiarla —Stella jugó con sus palabras, en busca de la respuesta que ella quería saber.
—No te preocupes, yo puedo cambiarla. Al cabo no tiene nada de lo que yo no conozca.
—¿Y cómo es eso? ¿Te la estás follando?
Morfeo puso los ojos en blanco y se apresuró en ir a la habitación de Nicoletta, empujando la puerta con la pierna, sin saber que le había dado la respuesta a una Stella curiosa.
Dejó a su pelirroja sobre la cama con delicadeza y le retiró los tenis. La empujó hacia arriba hasta que su cabeza tocó la almohada. Ella ya no llevaba rastros de maquillaje, pues es lo primero que se quita cuando llega a casa. Él admiró su belleza por unos momentos más, conteniendo la respiración para no molestarla, sin poder resistirse, él delineó cada facción con la yema de los dedos, sonriendo.

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El capricho de Morfeo [CD #2]
FantasyMorfeo era el dios del sueño que tenía problemas para poder conciliar el sueño, anhelaba con desespero formar parte del mundo de ficción que los humanos creaban con los deseos del profundo de su ser. Jamás se imaginó que terminaría ser un ladrón de...