Capítulo 18

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—¿Ser la Bailarina del dragón?

Repetí sus palabras atónita.

—Podrás mantener tu libertad sin someterte a nadie más.

—¿Me matarás por este poder? —pregunté ansiosa.

—No lo sé. —Su respuesta fue tan simple que sin querer hice una mueca de disgusto, él bufo en forma de burla y continuo— Desconozco el propósito del porque tú poses el poder de la diosa, pero si te vuelves bailarina podremos mantener al margen tu magia y por supuesto nadie te tocaría si estás bajo mi protección.

Eso sonaba un ganar-ganar pero quedarme aquí no era mi plan...

En realidad no tenía a donde ir pero si veían que el dragón estaba despierto la guerra se volvería inevitable.

—Eres caos y yo soy creación —dije solemne mientras me paraba y contemplaba el gran ojo dorado—, seré tú bailarina pero a cambio no debes mostrarte o la guerra comenzará.

—¿Cómo piensas salvarlos entonces?

Me encogí de hombros y solo dije:

—Utilízame, ambos poderes son en principio iguales en magnitud, tengo entendido que el primer despertar de cada magia es tan desbordante que su familiar lo auxilia, utilicemos ese poder para someterlos.

Un bufido salió de sus fosas nasales, parecía divertido.

—No me extraña que esos dos idiotas pelearan por ti cuando te encontraron.

No entendí sus palabras pero un gran temblor me hizo caer de espaldas.

El gran dragón rojo destrozo los árboles que lo cuidaban, tuve que cubrirme para evitar cualquier daño pero lo que me hizo quedarme quieta fue el gran ojo del dragón brillante como el sol.

—Humana llamada Luna Whither, realicemos un contrato, te convertirás en mi bailarina y a cambio yo te ofreceré protección.

—Acepto.

Un gran círculo mágico se formó bajo nosotros, no le veía el fin solo el piso brillante que no me dejaba ver.

—La tierra está mojada con tu sangre y yo necesito un poco pero también la poseo.

Una gran lengua negra paso por su hocico donde se encontraba la sangre seca de mis manos.

—Nuestro contrato esta completo.

Una luz brillante lleno todo el lugar formando una columna de luz que se alzaba al cielo.

Todo el cansancio de mi cuerpo junto con la sangre desapareció.

Un vestido rojo con encaje dorado apareció cubriendo mi cuerpo pero dejando a la vista el tatuaje del rayo.

—Todo lo que imagines tu poder de creación lo hará realidad, no te contengas.

Tras sus palabras aparecí en la gran muralla destrozada y con la puerta quemada, observe todo el lugar cuando mis ojos se encontraron con los de Ezriel quien pareció sorprenderse por mi estado, estaba sangrando e incluso los gemelos estaban escurriendo sangre pero mantenían su posición de defensa.

No dije nada, mi cuerpo comenzaba a darme cosquillas y mis manos quemaban, caminé entre ellos traspasando su muro que estaba siendo bloqueado.

El vestido me hacía ver con elegancia y cierta delicadeza, todos los golpes de magia se detuvieron cuando alguien grito.

—¡Es la señorita Luna!

Respiré profundo intentando calmar mi interior que parecía rugir.

—Regresen a casa.

No estaba amenazando pero mi voz sonaba imponente.

—Señorita regrese a casa, el Duque perdonara todos sus errores...

Aquellas palabras me dejaron helada.

—¿Perdonar errores? —repetí suavemente con un toque de burla, parecía que todos se quedaron fríos ante mi actuar.

Un guardia se quedó al frente y sin dudar repitió.

—Vuelva al ducado, el señor la perdonara.

"Qué patéticos son esos humanos"

Me toque la cabeza al escuchar la voz del dragón rojo.

"Intentar usar a mi bailarina como mero objeto"

—Pensé que era un objeto para ti.

Un silencio se provocó en mis pensamientos.

"Eres casi una diosa, ¿por qué rebajarse al nivel de aquellos humanos? Eres mía antes que de ellos, eres tuya antes que de nadie, demuestra de que es capaz tu poder."

No necesite más para que mis brazos se movieran y lanzarán ráfagas de viento, solo lo imagine pero se volvió real.

"Eres creación "

Una oleada de fuego pasó por sus cabezas de los guardias, los ataques comenzaron a regresar por sus magos, sentí la presión pero forcé mis brazos para liberarme, los choques de ambas magias hicieron vibrar el piso.

"Mi pequeña bailarina, haz lo que mejor haces"

Alcé mis brazos elegantemente y estos cayeron con una ola de picos de hielo, era un poder que no podía controlar pero tampoco lo quería hacer.

No era objeto de nadie y no necesitaba el perdón de nada.

Al final no fue mala idea hacer un contrato con el dragón.

Mis manos se movían con los movimientos suaves mientras mis piernas danzaban, en cada uno la naturaleza estaba presente haciéndolos retroceder, reclamando mi lugar.

—Jamás vuelvan, incluso si el Duque lo ordena, díganle que estaré esperando para ver su sangre correr.

Cuando entré en cuenta vi al ejército mermado por la magia.

Aunque me sentía cansada aún podía seguir, solo escuché un "retirada" desesperado.

—Luna...

Los ojos carmín de Ezriel me contemplaron asombrados.

Por primera vez le sonreí tan abiertamente porque me sentía realmente feliz.

La muralla estaba destrozada, con un movimiento de mis manos todo lentamente parecía moverse a su lugar, como si el ataque no hubiera sucedido.

Después de eso mi cuerpo se sintió pesado en segundos.

Ezriel me tomó en sus brazos aún sus ojos parecían preocupados.

—Gracias por la ayuda —colocó un beso suave en mi frente—, puedes dormir.

Todo se volvió negro y borroso.

La Bailarina Del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora