Prologo

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Érase una vez en una tierra lejana, un joven duque que vivía en un hermosa y enorme mansión. Aunque tenía todo lo que pudiese desear, el duque era malcriado, egoísta, poco amable. Pero una noche de invierno, llego a la mansión una vieja mendiga, y le ofreció una sola rosa, a cambio de refugiarse del cruel frío.

Sintiendo repulsión por su aspecto andrajoso, el duque se burló del obsequio, y echó a la anciana a la calle, ella le advirtió que no se dejara engañar por las apariencias, ya que la belleza se encuentra en el interior. Cuando la volvió a rechazar, la fealdad de la anciana desapareció, y reveló una hermosa hechicera. El duque arrodillado intentó disculparse, pero ya era tarde, porque ella había visto que en su corazón no había amor. Como castigo, lo transformó en un espantoso zorro de nueve colas, y lanzó un poderoso hechizo sobre toda la mansión, y sobre todos sus moradores. El duque avergonzado por su aspecto monstruoso, se escondió dentro de la mansión, utilizando un espejo mágico como su única ventana al mundo exterior. La rosa que la hechiza le había ofrecido en realidad era una rosa encantada, que florecería por muchos años.

Si él aprendiese a amar, y a ganarse el corazón de una doncella antes de que cállese el último pétalo, el hechizo se rompería si no, quedaría condenado a ser un bestia para siempre. Al pasar los años, calló en la desesperación y perdió toda esperanza porque ¿Quién podría algún día... Amar a una bestia?

La Bella y El ZorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora