IV

1.1K 148 28
                                    

Severus y Harry iban sentados en un compartimento del expreso de Hogwarts, Dumbledore le había ofrecido un trabajo como maestro de pociones y de mala gana había aceptado, con la condición de llevarse a su hijo.

—Mierda...—Murmuro por lo bajo.

El adulto estaba siendo demaciado influenciado por eso de cuidar a un mocoso, y ahora tendría que cuidar muchos más y eso lo llenaba de inconformidad.

Estaba tan sumido en sus pensamientos que cuando el pequeño niño jalo su túnica se sorprendió un poco.

—Podrias...¿Comprarme una rana de chocolate?

¿Cuántas veces tendría que enseñarle al pequeño que debía preguntar con total seguridad y que no importaba cula fuera la respuesta?

Aparentemente muchas veces.

—Por supuesto Harry. —Dijo amablemente, algo que de cierta forma sorprendió al propio adulto.

~

Harry corría de aquí a haya, toqueteando todo y mirando con curiosidad, las pinturas vivientes solo le sonreían amablemente y lo seguían para que no cayera por accidente en alguna trampa en las escaleras.

Severus estaba en su nuevo despacho, y ese silencio hubiera sido un musical para sus oídos de no ser por un pequeño que entró corriendo.

—¡¡PAPÁ, PAPÁ, MIRA LO QUE ENCONTRÉ!! —El pequeño Harry jalo aún pobre elfo doméstico quien se mostraba asustado y confundido.

Severus estaba desconcertado, no por el hecho de que Harry haya encontrado un elfo que se supone que debería estar en la cocina, sino por el hecho de que lo llamo "papá", quizás lo hizo inconscientemente, pero no le comentaría su error.

Por alguna razón, le gustaba que le llamara así.

De repente Harry cambio su expresión y soltó al elfo, el cual despareció sin más, y el pequeño miro con terror al adulto, quien a su vez lo veía con preocupación por la mirada del niño.

—¡Lo siento! Juro que no lo volveré a hacer, ¡No lo volveré a decirle así!

¿Decirle cómo? Severus no entendía a qué se refería Harry, se levantó de su silla y camino hacia el pequeño, quien al ver lo que hacía el mayor se cubrió la cabeza con sus diminutos brazos, temblando de miedo.

Una vez el mayor estuvo suficientemente cerca del pequeño, se agachó y trato de quedar a su altura, le preocupaba ver a Harry sollozando y tratando de protegerse de algo.

—No me pegues por favor...

—No te voy a pegar Harry, ¿Por qué piensas eso?

Severus claramente sabía la respuesta, pero quería estar seguro de sus hechos.

—P-porque...—Y en ese momento Harry se hecho a llorar.

Severus lo abrazo de una forma paternal y acaricio su cabeza tiernamente.

—Todo está bien Harry, aquí nadie te hará daño, solo debes calmarte ¿De acuerdo?

El pequeño seguía llorando, Severus cargo a Harry y se sentó en la silla de su escritorio, cuando el niño logro calmarse, miro al mayor con preocupación.

—El tío...el tío Vernon siempre...siempre me pegaba cuando le decía p-papá...

Y ahí era cuando Severus no se arrepentía de haber encerrado a los Dursley.

—Pero yo no soy tío Vernon Harry, soy Severus, Severus Snape, y puedes llamarme de la forma que tú quieras.

—¿No te molesta que te diga papá?

El de pelo graciento miro al niño de greñas desordenadas, y solo le dedicó una sonrisa que de verdad mostraba cariño y confianza.

—No Harry, claro que no.

Severus arrullo a Harry hasta que esté se quedó dormido, lo acostó en un pequeño sofá que había en el despacho y lo cubrió con una manta que había traído.

~

—¿Qué te parecieron las instalaciones, Severus? —Pregunto Dumbledore, quien acompañaba al adulto y al infante hacia la estación de Hogsmade.

—Bastante acogedoras, se podía decir. —Severus trataba de que sus respuestas fueran cortantes, pero era difícil cuando tenía que cargar a un niño imperativo.

Dumbledore sonrió dulcemente y luego miro a Harry.

—¿Y a ti que te pareció el castillo mágico?

—Estuvo genial, habían cuadros que se movían y encontré un...¿elmo?

—Elfo Harry, elfo. —Corrigio divertido Severus, Dumbledore soltaba pequeñas risas a cada respuesta que le daba el pequeño.

—Recuerda venir un día antes de que empiezen las clases.

—Si, si. —Respondió sin interés el hombre, subiendo al tren con el niño, quien de despedía alegremente del anciano mago.

—¿Cuando volveremos al castillo mágico?

—En un par de meses, pero por mientras estarás en una mansión mágica con tu amigo mágico Draco. —Le recordo Severus, Lucius había invitado a Harry a pasar una semana en casa de los Malfoy y Draco no lo sabía (Mucha suerte de ponía del lado de Lucius).

—¡Cierto! ¿Tu vas a estar ahí también?

—Por supuesto que sí.

Obviamente Lucius le dijo que no iba a dejar que durmiera en su Mansión, ¿Pero quién coño era el para decirle que hacer? El rubio podía tener todo el dinero del mundo pero eso le valía un carajo al otro.

El haría lo que fuera por Harry, lo necesario para que el sea feliz bajo su protección.

—Quizas estoy cambiando para bien. —Murmuro, el pequeño lo miro algo confundido por un momento.

De repente el tren se detuvo bruscamente.

Una fría aura se extendió por todo el pasillo y las ventanas se congelaron.

Los dos contra el mundo ~Severitus~Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz