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Narra Ibram

La negatividad es algo que no me gusta.

Prefiero vivir mi vida libre de eso, ignorando lo demás y siguiendo adelante. Vivir con odio, con rencor o enojo, es demasiado desgastante.

Pero no puedo negar, que ésta vez es la excepción.

No es rencor, no es odio. Es simplemente enojo y decepción lo que siento por Olivia.

Cometí el error de pensar que sus sentimientos por mí tal vez habían cambiado. Ella dijo quererme, y probablemente yo mal interpreté su sentimiento por mi. Es por eso que pensé que le daría la misma importancia el conocer a mis padres que la que yo le di al conocer a su familia.

Entiendo que ella no quisiera dar detalles sobre lo que sea que tuvo con Paxton, pero el hecho de ver cómo huyó ese día al verlo, en cómo estuvo pensativa el resto del día, notar el sentimiento profundo que tuvo por él y no tener idea si ese sentimiento seguía vivo dentro de ella, me hizo llegar a este de nivel de enojo. Tal vez no tenga una razón sólida para enojarme porque no éramos novios de verdad, pero aún así, me sentí muy celoso por primera vez. Creí que tal vez, ella podía reconsiderar estar con él nuevamente.

Estaba tan enojado y celoso, que no le dí la oportunidad de explicarme. Tenía la esperanza que me gritara como cuándo suele desesperarse y perder la paciencia y me dijera que no sentía nada por él, pero eso no fue lo que pasó. Ella dijo que nunca pidió que yo tuviera esperanza de que sus sentimientos cambiaran, que todo era una farsa que yo había comenzado. Creo que eso fue lo que me hirió más.

Así que desde ese día he estado ignorando sus llamadas y mensajes. He pensado en bloquearla pero me falta fuerza de voluntad para hacerlo. Además, hacer eso creo que también sería ser muy inmaduro por una situación que no era real.

—Aquí tienes —dice Danette al entregarme mi café. No sé desde cuándo ha comenzado a trabajar en Romantic Sunday. Al parecer solo es mientras estamos de vacaciones.

—Gracias.

Observo el parque que está frente a la cafetería. Hace un buen clima, lo que me alegra porque probablemente sea así para el día de mi cumpleaños que ya está cerca. Sólo faltan diez días.

—¿Cómo estás? —inquiere la chica mientras finge limpiar la mesa en dónde estoy.

—Eh, bien.

—Oí que hace varias semanas tú y Olivia terminaron. Debe ser por eso que pidió sus documentos a la universidad, al parecer va a transferirse.

La observo con atención.

—¿Qué dices? ¿Se cambiará de universidad?

—Eso parece.

—¿Y tú cómo sabes?

—Fui a la universidad, para renovar mi beca, y ahí la ví. Fue lo que escuché.

—No tenía idea que se cambiará de universidad.

—Vaya —chasquea la lengua—. Entonces terminaron tan mal que en lugar de cambiarse de salón, se va a transferir a otra universidad.

Bajo la cabeza, fijo la vista en mi café y juego con mis manos que están sobre la mesa.

—Pensé que al menos habían terminado en buenos términos y seguían siendo amigos —vuelve a hablar.

—Me conoces —musito—. Es mi culpa que haya tomado esa decisión, la he estado ignorando desde que todo acabó que ha de sentir que no quiero ni verla.

—¿La has estado ignorando?

—Sí, lleva varios días pidiendo que hable con ella pero ni siquiera respondo.

Un novio de mentiras Where stories live. Discover now