Capitulo 01

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4 años después.

Shei Zara.

Después de la desgarradora perdida de mi padre me marche a las profundidades del bosque del reino. Estuve en una cabaña, pero ahora estoy de regreso para gobernar.

Ya no soy la princesa ingenua a la que le asesinaron a su padre, entrene por mucho tiempo para ser digna del trono y me voy a convertir una reina que buscará justicia. Ya no soy la chiquilla que va a hornear pasteles, tampoco la que lee libros de romance. Los moldes para los postres los cambie por cuchillos afiliados, los libros de romances por libros de política.

Muchas de las leyes eran machistas, el hombre trabaja, mientras la mujer tienes hijos, los protege y cocina, plancha, lava la ropa y los platos.

Haciendo todo eso sin tener derecho de protestar, más cuando una mujer es comprada. Hoy en día está muy normalizada la compra y venta de niñas y jóvenes.

Las mujeres no somos un juguete para soportar eso.

No regreso con miedo, regreso con mi mentón en alto y quiero cambiar las normas de mi pueblo, porque aunque mi padre fue un buen rey, también fue un machista de mierda en muchos ambitos antes de mi nacimiento. Sé que tenía los mismos pensamientos de todos los reyes, hasta que llegue yo a este mundo.

Mi caballo va a todo galope, mientras mi cabello se mueve. Suspiro, a lo lejos ya lograba distinguir el reino. Desde que me marche el reino a estado al cargo de mi hermano, la nostalgia se instala en mi pecho cuando estoy frente a las grandes portones que dividen el palacio del pueblo.

Abren las puertas y yo bajo hábilmente de Bella, el animal relincha cuando le acaricio el hocico.

Los guardias que están vigilando me miran sorprendidos y me hacen una reverencia, yo les doy un asentimiento de cabeza.

La puerta principal del castillo se abre, un hombre delgado de tez pálida y ojos marrones claro me mira con una sonrisa.

—Princesa Shei, me alegra tenerla de vuelta —la felicidad y emoción de Arthur en su tono de voz es evidente.

—Gracias, es un gusto volver a verte, Arthur —le respondo mientras me acerco a él, le sonrío cuando estoy a su lado—. ¿Mi hermano dónde está?

—Esta apuntó de llegar del entrenamiento con los soldados.

Pasamos y un sinfín de emociones se instalan en mi pecho, estoy en el salón principal, el lugar donde paso la tragedia. Saboreo el sabor amargo de la ira, la cual recorre mi cuerpo con rapidez.

Mis manos se volvieron puños y sin poder evitarlo, mi vista se encontró con el retrato familiar que esta detrás del trono de madera, siempre me llamo la atención el arte que había en el, no era solamente un asiento. Sus cuatro patas están  incrustadas en el suelo haciendo imposible moverlo de su sitio, habían trozos de madera simulando la forma de una serpiente rodeándolo. Quedaba casi sujetada en tu hombro cuando te sentabas.

Siempre me dió la impresión de que era un compañero que en cualquier cobraría vida y devoraría a los enemigos. Ahora pienso que yo soy esa serpiente que ha recobrado vida.

Se escucharon pasos, después un grito ahogado.

—¿Shei? —la voz de mi hermano se escucha como un susurro, la incredulidad era evidente, también la tristeza.

—La misma —le respondo mientras me volteo para verlo, sus ojos brillan mientras me ve.

Se acerca a mí con paso apresurado, cuando esta a mi lado me abraza con fuerza, le corresponde a pesar de estar pegadizo y apestando a sudor.

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⏰ Última actualización: Feb 07 ⏰

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