La bailarina de la bola de cristal

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Me ahogo, me encierro, en un espacio pequeño.
Derecha, izquierda, no encuentro salida alguna. Siempre me ha gustado bailar y sentir las melodías de tus dulces palabras.

Repetidamente, le dabas cuerda a mi corazón, y por unos instantes bailaba al son del amor.

La bailarina de la bola de cristal.

Delicado era mi mundo simétrico, que ansiaba en él una existencia eterna.
Pero hay cosas que los mortales no pueden conseguir...

Por alguna razón, el encierro me dañaba.... Si... Pero era un lugar seguro y sólo allí, tenía por unos instantes, los momentos más felices de mi vida.

¿Como acabe aquí?
Mentiras... Jamás me ha gustado Bailar, nisiquiera tenía idea de como hacerlo. Sin embargo, tu que tampoco sabías te dejaste enseñar. Almenos eso creía yo. Nos tomamos las manos y comenzamos a danzar y fue en ese momento que me di cuenta que el amor, que es una danza, es lo único que moviliza a las personas.

"Bailemos" Me dijiste. "Te cansaras" Respondí. Pero tu mirada, que poco usabas, me decía que nunca sería así.
Te guié, en un, "un, dos,tres" y me perdi en un "cuatro, cinco, seis" que no había manejado. Y fue así como el resto de la danza la guiste tú. Me llevaste de aquí a alli. Y me deje llevar, pues nadie me había hecho bailar en mucho tiempo.
Me cubriste de sonrisas y risas, y finalmente con nuestro primer beso, me envolviste en una atmósfera de momentos sólo nuestros.

Al abrir los ojos, habias desaparecido, y me quedé a esperarte en nuestra bola de cristal, a esperar, a que vuelvas a guiarme a bailar una vez más.

Sólo quería bailar, bailar para siempre, moverme, que me hagas mover, sólo tu podías crear en mi los pasos más elegantes.

Pero como era de esperarse, te habias cansado de bailar. Aún así no me liberaste, y me fusionaste a ese mundo artificial para hacerme bailar un baile solitario al darle cuerda.

Y bailé, una vez más, en zapatitos de cristal. Giré, una vez más, haciendo flotar mi falda de granizo. Y cada paso que daba dolía como ardía el hielo.

Pero bailaba. Y era todo lo que quería....

De pronto la música ha dejado de sonar, la cuerda ha dejado de girar... Y el cristal se ha comenzado a quebrar.

Mi mundo se destruía a falta de nuestra danza. Sin embargo, seguí bailando forzosamente, por más que tu no me guiaras. Tu amor era suficiente motivación.

Y mientras más me esforzaba por bailar, más se derrumbaba nuestro pequeño mundo.
Pero la negación me invadía, no quería aceptarlo. Cerraba los ojos concentrandome en esos roces que una vez, fueron tus caricias.

El viento que aullaba mis penas como suyas al viajar entre las grietas del cristal, me llamaban a despertar. Despertar de este sueño convertido en pesadilla.

Y de tanto girar, finalmente caí al suelo, con los tobillos doblados y los pies adoloridos.
El aire escapaba de mis pulmones, como toda existencia de tu amor lo había hecho.

¿Que es de una bailarina sin su guía? ¿Que es de una bailarina sin su música?

Dentro de mi, las esperanzas habían muerto, dejando un bulto putrefacto que contagiaba mi alegría. Pues, fue tu amor el conector de mis emociones. Y este, ya no existía.

Y para peor, no me dejaste escapar. Y me mantuve encerrada en este mundo sin salida.

Mi cuerpo yacía en el suelo de nieve, perdiendo así el color de mi piel y de mis labios. Con un último parpadeo, deje caer una lágrima pasear por mi rostro. Dejando así, mi último movimiento y muriendo congelada en el vacío de un mundo extinto.

Tinta roja. Sangre negra.Where stories live. Discover now