❝Huracán❞ 𔘓﹙Yoonmin﹚

❝13❞

—Agárrate fuerte. —Yoongi se encontraba aferrado a una reja, sintiendo como la corriente pasaba. El caótico ambiente era sumamente catastrófico, como el agua les llegaba hasta el torso, los autos enteramente tapados por el agua y la corriente que arrastraba todo a su paso. Estaban bastante cerca de la costa y debido a eso los rescatistas no llegarían a una zona tan cercana al mar, por el caótico ambiente y porque no esperarían encontrar vivos allí, no hasta que baje el nivel del agua.

—No puedo ver nada. —Dice Jimin, observando como el agua sucia arrastraba pedazos de árboles, basura y escombros.

—Tendríamos que ir hacia allá. —Yoongi señaló y Jimin simplemente lo siguió, todo había quedado tan devastado que ni siquiera podía reconocer su vecindario. Su casa y unas pocas más fueron las únicas que resultaron menos afectadas, al menos aún se mantenían en su lugar.

Empezaron a caminar en el agua que le llegaba hasta los hombros, intentaron nadar pero al no ver nada corrían el riesgo de lastimarse o cortarse con algún objeto que les obstruya el paso, así que se limitaron a caminar y a trepar algún que otro arbol para orientarse.
Conforme pasaba el tiempo, y más avanzaban, el frío hacia presencia calandose hasta en sus huesos. Pero así como el frío aumentaba, el nivel del agua descendía. Ahora les llegaba hasta las costillas.

—Toma mi mano con fuerza. —Dijo Yoongi entrelazando sus dedos con el menor, llevaba puesta una camisa blanca manga corta que para colmo también le quedaba pequeña porque era de Jimin. El menor apretó más la mano del ajeno y observó como la tela blanca de su camisa, al estar mojada, se transparentaba. —Mierda... No mires a tu derecha.

—¿Qué? —Quiso voltear su rostro pero Yoongi posó su mano en la mejilla de este mismo, lo que provocó que Jimin se enfocara únicamente en sus ojos. —Está bien, no voy a mirar. —Dijo el menor, viendo aquella mirada algo oscurecida y temerosa. Estaba seguro que lo que Yoongi no quería que vea, definitivamente no debía verlo ni siquiera por curiosidad.

—Sigamos por aquí. —El mayor siguió caminando y Jimin observaba su nuca para no sentirse agobiado, observando a Yoongi lograba calmarse y no ahogarse en la ansiedad que le provocaba toda la situación en la que estaban. Pensaba en su hijo, en cómo estaría y qué estaría haciendo, en cómo extrañaba abrazarlo y lo mucho que necesitaba estar junto a él.
Salir de esa situación era otra cosa que lo ponía ansioso, el sobrevivir, el ver que tanto Yoongi como su hijo estén bien, sanos y salvos.

Sintió una fuerte presión por parte del agua, estaba siendo empujado por ella, al igual que Yoongi. Sentía como la corriente los empujaba hacia adelante con fuerza, haciendo que sus pies tambaleen en el suelo y que su postura deje de ser tan firme, estaban siendo arrastrados cuando vieron que un arbol frente a ellos se estaba desprendiendo del suelo, cayendo muy cerca de ellos lo que provocó que sus manos se separen y sean totalmente embestidos por una inmensa ola.
Jimin se zambulló en el agua sintiendo como esta se arremolinaba bruscamente, perdiendo totalmente la estabilidad y el control de su cuerpo. Tragó inconscientemente algo de agua, chocó contra unos pedazos de escombro y escupió todo el aire que tenía en sus pulmones. Se aferró a una reja y tomó impulso hacia arriba, saliendo hacia la superficie. Tosió y escupió el agua turbia llena de quien sabe cuantas cosas que no se quería poner a pensar. Cuando recuperó el aliento, observó hacia todos lados de forma desesperada, buscando a Yoongi y sin poder encontrarlo por ningún lado.  

—¡YOONGI! —Llamó al mayor, sintiendo como las gotas recorrían su rostro, echando su cabello hacia atrás. —¡YOONGI! —sentía su voz rasposa debido a la sal que le había quemado la garganta y su corazón golpeaba desesperadamente en su pecho.

Observó con atención, a unos veinte metros de él podía divisar la camisa blanca del mayor destrozada y colgando en unas ramas. Decidió soltarse de la reja y adentrarse en el agua, lograba tocar el suelo así que intentó acercarse con la mayor rapidez qué podía, pero un dolor punzante en su tobillo hizo que soltara un gemido, dolía en sobremanera.
Como pudo llegó y vio al mayor inconsciente sobre el techo de un auto, el agua llegaba hasta ahí. Jimin intentó subirse con el mayor, mirándolo atentamente, con su respiración agitada y los nervios de punta.