Capítulo 4

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Antonio asintió tímidamente y el abuelo le indicó que colocará la mano sobre el cerrojo.

Durante un segundo Camilo notó la preocupación en los ojos de Antonio, pero en cuanto tocó en cerrojo, la puerta se iluminó. En ese instante un tucán aterrizó en su brazo. El animal graznó y batió las alas.

Los ojos del pequeño se agrandaron y sonrió.

— Ajá, ajá ¡Puedo entenderte! — dijo con emoción — ¡Claro que pueden venir!

De pronto, decenas de animales acudieron y su puerta mostró su imagen con animales a su lado ¡Antonio podía comunicarse con los animales! El abuelo estaba encantado de que hubiera resivido un don. Dejo salir un suspiro de alivió y se dirigió a los presentes.

— ¡Tenemos un nuevo don! — anunció. La multitud celebro y los fuegos artificiales iluminaron el cielo.

Al abrir su puerta, Antonio descubrió que su habitación era una enorme selva tropical, rebosante de animales y follaje. Un jaguar montó a Antonio sobre su lomo y sé echó a correr por el lugar mientras el niño reía con alegría.

— ¡Épale, Antonio! — aclamó su papá Félix, mientras lo observaba recorrer la selva — ¡Vaya, vaya!

— ¿A dónde dices que quieres ir? — Le pregunto Antonio al jaguar, quien rápidamente trepó al tronco del árbol y lo lanzó por los aires — ¡Yujuuuuuuu! — gritó Antonio con felicidad. Rebotó contra unas hamacas de coatíes y se deslizó sobre la superficie del río usando una serpiente como cuerda.

Después del increíble paseó, el jaguar y Antonio se detuvieron frente a la familia. Mientras todos celebraban, el jaguar saltó juguetonamente sobre Agustín y lo derribo. El abuelo le dió a Antonio un gran abrazo.

— Sabía que podías hacerlo...¡Un don tal especial como tú! — dijo con orgullo

Camilo se quedó entre al gente, contemplando como su familia festejaba. Se vio invadido por una mezcla de emociones. Por un lado de sentía feliz por Antonio, pero por otro, se sentía solo. Se preguntaba si tener un don era la única forma de lograr que su familia se sintiera orgullosa de él.

— ¡Hay que tomar una foto! — exclamó el abuelo — ¡Familia, reúnanse! ¡Vamos, vamos! Es una gran noche, simplemente perfecta — Todos se reunieron rápidamente para la foto familiar — Todos digan ....

— ¡Familia Madrigal! — gritaron al unísono

Nadie se percato de que Camilo no había salido en la foto. El seguía parado entre la multitud, como un extraño en su propia familia... otro vez.

Camilo había puesto buena cara todo el día, pero ahora, el dolor de sentirse invisible lo invadía.

Sintió el tiempo parar mientras contemplaba todo, solo un enorme susurró en su cabeza el único lugar dónde podía sacar todo.

No me lamento ¿Para que?
No me hace daño seguiré
¡Ey! No importa pues todos somos Madrigal
Y estoy bien, si muy bien
Claro está
Desde aquí los contempló al brillar
No es verdad, no es verdad
Yo no muevo montes
No hago palmas florecer
Ni tendré otra noche esperando tener
Un regalo mágico
Yo no doy remedios
No controlo el vendaval ni un huracán
Ni está pena que empiezo invisible a enfrentar
A la espera de algo mágico, si mágico

Salió de la habitación y se dirigió al primer piso.

Solo en el corredor
Y el cerrojo no abrió
Nadie a mi alrededor
Sigo añorando juntos brillar
Necesito encontrar
Otra oportunidad
Y unos ojos que al ver quieran mirar
Ábrelos ya
Ábrelos ya
Ábrelos ya
Y movere los montes
Flores nuevas sembrare
Por favor que alguien me ayude a entender
Si es que en mi hay algo mágico
Si mágico
Sanaré el quebranto
Les demostraré valor
Lograrán mirar quien puedo ser yo
Lejos de aquel regalo mágico
Y aquí estoy
Muy dispuesto
Veanme dispuesto
Fui paciente y no obtuve respuesta
Bendiciones te pido aunque no tenga un don
Milagroso y mágico
¿Habrá algo en mi que sea mágico?

De pronto escuchó un crujido y una teja del techo cayó al suelo. Algo estaba mal. Camilo se apresuró a levantar la teja rota para verla de cerca y se cortó la mano con los bordes afilados. Hizo una pequeña mueca de dolor. Entonces notó que todos los mosaicos del patio estaban rompiéndose. Observó todo con confusión. ¿Qué estaba pasando?

— ¿Casita? — llamó con voz temblorosa

Nunca antes había ocurrido algo así.

Colocó una mano sobre la pared para reconfortar a la casa y ¡Crac! Empezó a formarse una fisura en la pared dónde colocó si mano. Está continuó extendiéndose por todos lados. Camilo retrocedió asustado. Aparecieron aún .as grietas. Se extendieron a más paredes. Camilo corrió escaleras arriba para seguir la grieta principal. Paso por el retrato de su abuela Alma hacia el segundo piso. Por un instante casi la perdió de vista, pero escuchó el escalofriante crujir de una pared. Se asomo al pasillo y vio que la grieta pasaba por la habitación de Isabela y casi extinguió el brillo de su puerta mágica.

Siguió persiguiendo el rastro por la puerta de Luisa, luego por la torre espeluznante de Bruno y después por la puerta del abuelo hasta llegar a ¡La vela! Su brillo entonces comenzó a disminuir. Camilo vio horrorizado como a su alrededor la casa entera se iba oscureciendo.

Mientras tanto la celebración en la habitación de Antonio estaba en su máximo esplendor. Todos bailaban al alegre ritmo de salsa.

— ¡Papá! — exclamó la tía Julieta, para sacarlo a bailar y el se dejó llevar con algunos pasos de baile — ¡Eso, eso!

Entonces, Camilo entró de golpe, asustado.

— ¡La casa está en peligro! ¡La casa está en peligro! — gritó. La música se detuvo y todos voltearon a verlo, sorprendidos y preocupados — Las tejas estaban callendo, había grietas por todas partes y ... ¡La vela casi se apaga! — exclamó Camilo, a quién le costaba respirar. Todos en la fiesta comenzaron a murmurar

El abuelo echo un vistazo a su alrededor y notó que algunos de los invitados se veían muy angustiados. Tenía que actuar rápido. Se dirigió a Camilo:

— Muéstrame

Camilo guío a la familia hasta el patio, dónde las grietas habían empezado su destructivo camino, pero al llegar ahí, ¡No había nada en las paredes! Por si fuera poco, la llama de la vela brillaba intensamente.

— Empezó aquí — dijo Camilo — La casa se estaba quebrando, la vela estaba en peligro, ¿Casita? — pregunto en voz suplicante. La casa no respondió

El abuelo volteo hacia la vela y luego hacia Camilo, avergonzado y decepcionado.

— Abuelo, lo juro yo ...

— Suficiente — dijo en tono serio el abuelo y dió una mirada severa. La multitud intercambio murmuros nerviosos — ¡No hay ningún problema con la Casa Madrigal! — agrego, está vez hacia la multitud, con una sonrisa confiada — La magia es fuerte...¡Al igual que las bebidas! ¡Por favor, más música! ¡Todos a bailar!

El tío de Camilo le hizo un gesto a Luisa, quién se apresuró a traerle el piano para que empezará a tocar y así contrarrestar la incomodidad. Dolores paso junto a Camilo le dió una mala mirada y algunas palabras.

— Te dije que no arruinaras está noche, la atención es de Antonio, el si resivio un don, deja de divagar Camilo

El volvió a sentirse solo y confundido. Todos los presentes volvieron a la fiesta, no sin antes dirigirle miradas sentenciosas.

Su mamá lo miró con preocupación; Camilo se quedó ahí parado, muy confundido. Estaba seguro de lo que había visto.

...

¡Hola!

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Nos seguimos leyendo.




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