CAPÍTULO 58

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MI LUGAR SEGURO

HEAVEN

Zev me detiene en el umbral de la puerta antes de pudiera entrar a mi habitación. Ladeo mi cabeza para verlo al sentir su mano tomar mi brazo con suavidad. Logro ver su ropa y partes de su piel manchadas con sangre, y como una gota de sudor cae por su frente.

Meave no está en una condición diferente a la de Zev, los dos parecen bastante agotados, pero aliviados mientras se sacan unos guantes de goma celestes, manchados con sangre y limpian su sudor.

—Está bastante drogado por los fuertes analgésicos que le dimos para calmar el dolor mientras le sacábamos esto. —levanta una bolsa transparente de plástico donde una bala logra verse en su interior—. Puede que hable muchas estupideces, se quede dormido pronto y comience a babear como un bebé. —bromea, sacándome una risa y Meave golpea su hombro.

—Hey, no hagas bromas ahora, Zev. —lo reprende, pero también hay una sonrisa en sus labios— Heaven, cuando Demian se duerma ¿puedes venir para hablar? Llamaremos al equipo, necesitamos generar un plan de contingencia ante este inesperado suceso. —ella mira con recelo a Zev.

—No me mires así, él me dijo que quedara entre nosotros y yo le hago caso a la persona que me paga más dinero. —contesta, sarcásticamente.

—Heaven —Meave me habla, ignorando a Zev—, ¿qué tipo de sangre eres? Demian necesita una trasfusión por la pérdida de sangre y ninguno de nosotros puede donarle.

—Soy O negativo. —respondo.

—¿Tienes alguna enfermedad crónica, tatuaje reciente, perforación u operaciones en un periodo de 6 meses? —inquiere, soltando varias preguntas en una.

—Puedo donarle, no te preocupes. Estoy limpia. —aseguro.

—Joder, que alivio. —ella posa su mano en mi hombro— Mientras estas con él iré a buscar los implementos, ahora entra antes de que se duerma. —finaliza y yo asiento con la cabeza.

Ellos se hacen a un lado para que cruce el umbral de la puerta y entre a la silenciosa habitación donde él está acostado. Demian levanta la cabeza ligeramente para verme al mismo tiempo en el que la puerta es cerrada detrás de mí.

Luce demacrado, cansado, aún sigue pálido y sus parpados no logran abrirse completamente. Tiene una venda que rodea su hombro, pecho y brazo. Inmovilizando ese lugar. Logro ver a los lados de la cama varios instrumentos médicos y apósitos manchados con su sangre.

Demian está conectado a una vía intravenosa doble y supongo que es para administrarle algún medicamento que ayuda a dolor o para evitar una posible infección y la vía libre es para la transfusión.

Él moja sus resecos labios con la punta de su lengua y traga grueso para hablar.

—Al fin te dejé sin habla, ¿eh, fiera? —bromea, con voz ronca.

Me acerco a él, con una sonrisa en los labios por su ocurrencia y me siento en el espacio libre a su lado, al filo de la cama.

—No tenías que llegar tan lejos para hacerlo, ¿no crees que eres un poco extremista? —sigo su broma.

—Puedes cuestionar mis métodos, más no mis resultados. —hace el ademán de encogerse de hombros, pero suelta un quejido cuando lo trata de hacer.

—Maldito idiota, no hagas eso, joder. ¿Quieres perder más sangre? —lo reprendo rápidamente, posando mis manos delicadamente en sus hombros para detenerlo y él comienza a reír.

—Lo siento —dice entre carcajadas—, pero la expresión en tu rostro es bastante divertida.

—No te rías, cabrón. —mascullo, alejando las manos de su cuerpo, pero el detiene una de ellas en el camino levantando su brazo bueno y juntando nuestras manos, dejándolas de esa forma por unos segundos— ¿Cómo te sientes ahora?

EFÍMERO Where stories live. Discover now