Capítulo XXVI

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Nota: Esta adaptación contiene agresión verbal, física y sexual, se relaciona con lo que vivimos día a día, sin embargo, no está inspirado en casos reales, se recomienda discreción.

Recuerdo de la culminación de una venganza o casi, una disculpa sincera y la confesión, una verdad del pasado que llega en el peor de los momentos, un juego enfermizo destroza a una familia y una vida.

Narrador: a pesar de todo el esfuerzo de la policía de Busan no había rastro de Sonia ya hasta pensaban que no estaba en la ciudad, un boletín de desaparecida se envió a las ciudades cercanas pero nada parecía que se la hubiera tragado la tierra, y no estaban tan equivocados en una fábrica abandonada propiedad de Vladimir estaba la chica, encadenada a una cama sucia y mal oliente desnuda pero cubierta con una sábana rota y con mal olor, desde que llegaron a Busan la metieron en ese lugar que la asfixiaba por la falta de aire fresco, solo veía cuatro paredes y la inmundicia que evidenciaba la falta de uso, sus carceleros solo iban a verla para darle algo de comer sí era Anya, pero sí era Jiyong simplemente la violaba repetidamente. Su aspecto físico era lamentable, completamente demacrado. Tenía ojeras muy marcadas, su piel se había vuelto pálida, había perdido mucho peso, tenía unos cuantos hematomas en el cuerpo debido a la brusquedad que Jiyong usaba con ella. En las noches sufría de frio ya que esa sábana no la abrigaba lo suficiente y parecía que tenía fiebre, ya sus esperanzas de ser rescatada murieron desde el tercer día del secuestro ya no deseaba regresar a casa, no así, sentía que no era digna para volver con su familia se sentía tan sucia que solo pedía la muerte cada noche.

Anya: Jiyong ya déjala – dijo al ver al hombre quitándole la sábana.
Jiyong: no molestes – dijo serio.
Anya: está enferma – dijo al encenderse un cigarrillo.
Jiyong: ¿cómo? – dijo molesto y tocarle la frente a la chica –¡tiene fiebre!!! – dijo molestándose más.
Anya: eso es porque no me dejaste traerle algo más con que abrigarla – dijo restándole importancia al asunto.
Jiyong: no quiero dejar huellas – dijo al arrojarle la sábana nuevamente a la chica encima.
Anya: con esto no dejaras “huellas” – dijo divertida al sacar un cobertor grueso de una bolsa – la saqué de una venta de cochera – dijo al ponerse unos guantes de látex – con esto estará protegida del frio y no habrá huellas – al decir eso se levantó y le quitó aquella sábana rota y le colocó el cobertor a la chica – además traje algo para su fiebre.
Jiyong: haces muy bien tus labores – dijo abrazando a Anya por la espalda y pasándole la lengua por el cuello.
Anya: espero ser bien recompensada – dijo sonriendo.
Jiyong: por supuesto que si – dijo al tenderla sobre la cama junto a Sonia – si te comportaras así te dejaría libre – dijo sonriéndole a la chica.
Anya: olvídala y ven – dijo halándolo de la camisa para que se posicionara sobre ella.

Narrador: Sonia sintió alivio al ver como aquellos dos se besaban y retiraban sus ropas, eso solo significaría que no sería abusada esa noche y al fin el frio que calaba sus huesos fue disminuyendo, así que solo cerro sus ojos ya que parecía que descansaría esa noche de alguna agresión, mientras los amantes descargaban sus ganas el uno con el otro frente a una exhausta Sonia que se dedicó a dormir. Nayeon estaba sentada frente a su abuelo quien le sonreía de manera agradable, habían sido muchos años separados y todo porque Jiyong no permitía ningún contacto entre ellos, charlaban de lo más normal, Nayeon le conto muchas cosas a su abuelo tanto las buenas y malas, este no podía creer que su única nieta llegara a prostituirse cuando se fue con ese muchacho, pero la verdad ella quería comenzar una vida nueva y con ocultar su pasado no lo conseguiría, a pesar de las náuseas que sintió su abuelo ella fue muy honesta y se lo agradeció.

Nayeon: y eso es casi toda mi vida hasta ahora – dijo avergonzada.
Heungmin: si hubiera sabido que pasarías por todo esto – dijo tomando sus manos – nunca hubiera permitido que te quedarás con Jiyong – dijo molesto.
Nayeon: no es culpa de él yo fui quien…
Heungmin: no lo justifiques – dijo serio – aún eres menor de edad y él debió haberte ayudado, pero que hizo trató de casarte a la fuerza con una chica – dijo algo alarmado – solo para solventar sus problemas económicos, eso no lo hace ningún padre por más desesperado que se encuentre, el casi vender a una jovencita por dinero es deplorable y enfermizo – dijo tratando de calmar la ira que sentía al escuchar a su nieta.
Nayeon: hay algo más – dijo sonrojándose.
Heungmin: ¿qué pasa hija? – preguntó tomándole las manos.
Nayeon: es que entendí el por qué molestaba tanto a Jennie – dijo con la voz un poco temblorosa.
Heungmin: así – dijo sonriéndole para darle confianza – vamos dímelo – dijo sin perder la sonrisa de su rostro.
Nayeon: es que yo… - cayo unos segundos – esqueyomeenamoredeJennie – dijo y se tapó la cara con las manos.
Heungmin: supongo que lo que dijiste tiene que ver con Jennie – dijo en tono de burla.
Nayeon: es que yo – respiro profundo y dijo con suavidad – me enamoré de Jennie es por eso que la trataba tan mal – dijo bajando la mirada.
Heungmin: no debes avergonzarte por eso – dijo sonriendo – si reaccioné mal por lo de Lalisa Manoban no fue porque me moleste que sientas algo por una chica, sino porque tu padre quisiera casarte a la fuerza – dijo abrazándola – pero por lo que me contaste está casada – dijo al separarse de ella y verla a los ojos.
Nayeon: si y sé que está felizmente casada y con un niño hermoso – dijo sonriendo – es solo que descubrí lo que me pasaba con ella en estos momentos – dijo sin perder la sonrisa.
Heungmin: ¿y cómo lo llevas? – dijo tomándole las manos.
Nayeon: mejor de lo que me esperaba – dijo al sentirse en paz al reconocer su sexualidad tan abiertamente.

Me enamoré de mi esposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora