7 | 𝓝𝓸 𝓹𝓪𝓻𝓮𝓬𝓮 𝓾𝓷𝓪 𝓶𝓪𝓵𝓪 𝓹𝓮𝓻𝓼𝓸𝓷𝓪

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En la mesa de té frente a Rashta había un serie de deliciosos y finos postres, una vajilla delicada, posiblemente ridiculamente costosa, y al otro extremo de la pequeña mesa estaba Akela, sentada de piernas cruzadas y con una encantadora sonrisa en los labios.

Rashta sentía como las manos le temblaban debido a los nervios. La joven no tenía la menor idea de cómo pasó de un paseo a ser atacada por una aterradora persona y, finalmente, terminar dentro de la casa de cristal con una extraña mujer.

. . .
¿Era una mujer?

De forma disimulada, fijo su vista en la silueta de la persona frente a ella y comprobando las curvas de esta, dedujo que si era una mujer. Pero una pequeña parte de ella seguía en duda debido a la forma en la que vestía y hablaba.

Akela, por otro lado, se encontraba maravillada ante la suerte que tenía. La amante que tanto ansiaba conocer estaba frente a sus narices ¡Y vino por su propia cuenta!

Sintió que se estaba ahorrando muchos problemas.

" Lady Rashta ¿Cierto? "

La mencionada se encogió en su lugar, pero aún así asintió.

" Lamento mucho lo que tuvo que sufrir a manos de mi guardia. "

Dirigió su mano a su pecho en un gesto sincero.

" Este accidente se debe a que no supe disciplinar a mi gente, así que tomaré la responsabilidad como es debido "

Sus palabras tuvieron un efecto positivo en Rashta, quién se comenzó a relajar. Al parecer no le dirían nada por estar husmeando por la ventana, e incluso castigarían a quién le hizo daño.

Akela miro de pies a cabeza a Rashta mientras la contraria se perdía en sus pensamientos. Resaltó su pequeña figura y se cuestionó la edad de la joven, ya que se veía tan escuálidad como una señorita de 16 años.
Las manos eran tan pálidas como su cabello y estaban llenas de perturbadoras cicatrices, pero no es como si eso dañara su imagen, ya que su rostro era suficiente como acaparar toda la atención de quién lo viera.

Todo en ella era realmente angelical y por un momento sintió envidia de Sovieshu. El desgraciado siempre obtenía lo mejor.

Levantó la taza y dio un corto sorbo al café, bajo la atenta mirada de un par de ojos negros que detallaban la elegante forma que tenía Akela para moverse.

" ¿Su pierna se encuentra bien? "

Rashta parpadeo.

" ¿Eh? "

" Oí que tenía un problema de salud, una herida en la pierna que no la dejaba moverse libremente ¿Cómo va eso? "

' O eso me dijo ese bastardo '
Su sangre hervía ante el pensamiento de que Sovieshu le había mentido, ya que su amante se veía en condiciones tan buenas como para recorrer el extenso jardín de la mansión.

" La pierna de Rashta se encuentra bien "

Ladeo la cabeza.

" ¿Cómo sabe que Rashta estaba herida? "

Akela quería decirle que todo noble que esté en el palacio lo sabía, pero prefirió mentir para ganar puntos con la dama.

" Oh, fue el emperador. Somos bastante cercanos a decir verdad "

' Somos hermanos '
Pero se ahorro ese comentario.

Los ojos de Rashta de entrecerraron, parecía estar pensando profundamente sobre lo dicho por la oji ámbar. Cuando el rostro de esta se volvió pálido Akela supo por instinto que había llegado a una conclusión perturbadora.

Serendipia: el caso de la princesa y la amante [ Rashta ]Where stories live. Discover now