Capítulo 4

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Yarely

Me dolía la cabeza cuando me había levantado de la cama, casi me caigo, porque me había mareado. Ya no vuelvo a quedarme despierta hasta las cinco de la mañana.

Los trabajos duran mucho en hacerse y más si no sabes qué preguntas hacerles a un famoso que casi ni has visto en tu vida.

Si yo fuera famosa sabría como responder las preguntas, asique las respondí por mi misma, las preguntas que había escrito en el formato word.

Me sentía bien respondiendo mis propias preguntas. Y al hacerlo recordé que cuando tenía 15 años componía canciones con mi piano y guitarra.

Mis padres siempre me habían dicho que tenía talento y que no tenía que cambiar mi sueño por personas que se reían de mí.

Saqué de mi mesa de noche la libreta de las composiciones que había hecho con 15 años. La abrí y me encontré con canciones que te llegan al corazón, hasta podrían llegar al alma.

Me sentía yo misma al leer las palabras que salían de mis sentimientos. Yo era de esas personas que prefiere hacer canciones con momentos de sus vidas y no tener que sacarlas de las personas que veías por las calles. No sabía cómo la gente sacaba dos canciones de una pareja que había visto en la calle.

La verdad es que no conoces sus vidas para que saques una canción de la vida falsa de esas personas, ni siquiera esa historia existe.

Ahora no sé cómo empezar una canción. No me pasaba nada interesante, así que para intentar sacar ideas de algo, voy a intentar hacer lo mismo que las personas que sacan canciones falsas.

Primero, agarré el teclado y la guitarra y empecé a hacer la base.

Cuando ya tenía todo para poder hacer la canción, salí de mi casa para ir a la playa más cercana, allí saco ideas de todo lo que me podrían pedir.

Me senté en la arena mirando a las olas rompiéndose en la orilla. El sonido era tranquilo y acogedor. Hasta que escuché un coche estacionando en el parking que estaba cerca de la playa.

Era un 4x4 negro. Salía de él: un chico moreno, llevaba en mano un portátil y un par de libretas.

Como no me salía ninguna idea, deje de intentarlo y me dije a mi misma que esto no era lo mío, solo era un pasatiempo que tenía de pequeña y que no tenía que distraerme, yo ya tengo un trabajo increíble.

Volví a casa, no aguantaba más estar en la playa sin hacer nada.

Sonó mi teléfono y era Noa. Que pesada es, no me deja vivir tranquila, solo quiere salir de fiesta conmigo, porque no le gusta ir sola a las fiestas, "se siente sola y la pueden raptar". Creo que debería tener edad para dejar de pensar en esas estupideces.

- ¿Qué quieres, pesada?

- He conocido a alguien. - se notaba emocionada.

- Siempre conoces a alguien y al final se queda en el polvo de una noche. - agarré el teléfono entre mi oreja y mi hombro para poder seguir cocinando el almuerzo.

- Esta vez no es sólo un polvo. Es increíble. - no se le quitaba la voz de enamorada que tenía. - Es guapo, está soltero, tiene un hijo, pero es adoptado, y tiene mucho dinero.

- Chica, tu solo piensas en el dinero y no sabes si el hijo es adoptado o no, necesitas una prueba de ADN, primero.

Se empezó a escuchar la vibración de un móvil.

- Me está llamando, después te cuento todo en detalle. Y se que me escuchas cuando te hablo.

- Que si, vete a pasarla bien con tu ligue.

Escrito entre las olasWhere stories live. Discover now