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Casi había terminado el verano. Podría decir había sido el mejor verano de su vida. Estar con Baji era lo único en lo que pensaba día y noche.

Que un chico tan guapo y perfecto como él se fijara en un simple profesor de escuela es aun un misterio.

Yo... debería dar un paso más... pero aun es muy pronto... Podríamos vivir juntos, eso sería perfecto, seguro que él también quiere.

¿Pero cómo haríamos con los perros? Me tendría que mudar yo a su casa. O quizás el querría comprar una, si, seguramente querrá hacer eso. Pero no se lo puedo permitir.

Alquilar un piso a medias sería lo mejor, pero a ese terco no habrá quién lo convenza. Ah...

Kazutora pensaba en todos sus planes de futuro mientras se dirigía a casa después de recoger su cena en Ichiraku. El ramen de ese sitio se había convertido en su comida preferida desde que Baji lo llevó allí la primera vez que comieron juntos.

El sensei tenía que asistir a las competiciones de sus alumnos en un torneo que se celebraba un poco lejos, sería un fin de semana con luchas rodeado de niños y adolescentes.

Esa tarde se despidió de kazutora antes de subirse al autobús con todos los chicos. Sus palabras decían "no te preocupes, estaré bien", pero su mirada pedía auxilio a gritos.

Pobre Baji, apenas soporta a los adultos, no me quiero imaginar cómo estará rodeado de niños durante dos días seguidos. Espero que lo lleve bien.

Un sonido de neumáticos resonó en toda la calle. Kazutora se giró para ver cómo una furgoneta negra aceleraba hasta llegar a su altura.

Dos hombres con pasamontañas abrieron la puerta de atrás y lo metieron a la fuerza.

El pedido de ramen quedó esparcido por la acera.

Dentro de la furgoneta uno de los asaltantes puso un pañuelo húmedo tapando su boca y su nariz. La visión de kazutora se volvió borrosa y se desmayó.

Empezó a abrir los ojos con dificultad. Todo seguía oscuro. Estaba sentado en una silla de madera. Sus manos estaban atadas a la silla al igual que sus pies.

La cabeza le daba vueltas.

De pronto, una luz muy intensa se encendió delante de él, cegándolo. Una voz salió de detrás de la misma.

―Kazutora Hanemiya, ¿Eres kazutora hanemiya?

― ¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy?

―Te he hecho una pregunta, acabaremos antes si respondes.

―S-si... soy kazutora.

―Ahora quiero que mires a tu izquierda y prestes atención a la pantalla.

― ¿Pantalla?

Kazutora giró su cuello y vio cómo se encendía un televisor de pantalla plana que estaba a escasos metros de él en una pared.

Empezó a reproducirse un vídeo. Era el portal de su edificio. Se le veía a él entrando con Baji, luego a Yuzuha entrando. Luego él saliendo y volviendo con la compra. Era una sucesión de imágenes de todo lo que entraba y salía de su edificio.

Luego la imagen cambió. Era otro edificio visto desde arriba, la cámara apuntaba a un gran ventanal. Dentro se veían muchos espejos y dos personas vestidas de negro que parecían...

― ¡¿Qué es esto?!

Eran el y Baji en el tatami durante sus clases. Se les veía tocándose y besándose en el suelo. Luego se les veía levantándose y yéndose.

teacher's; bajitora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora