XXI - "Piedad por los errores que cometemos"

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Aprovecho para decir que gracias por los 3k en este volumen. Os quiero, putas ♡

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Liverpool, Inglaterra. 1983

Y por fin, tras tantos años que parecieron milenios, Rebecca volvía a su hogar. Siempre supuso que esto ocurriría, en algún momento; tarde o temprano, regresaría a casa. Pero sólo se quedaría un breve tiempo, luego se marcharía a Londres, donde nació y se crio hasta los doce años.

La razón de esta parada se debía a la curiosidad e intriga que siempre la persiguió desde que se marchó, aquel diciembre de 1888, acerca de qué fue de su familia. Tomó aire, exhaló profundamente, y arrojó el cigarrillo al suelo de la calle. Había pasado unos minutos que se le hicieron eternos apoyada de espaldas a la verja de la biblioteca municipal, debatiéndose entre entrar o no, en busca de fuentes que le otorgasen saber qué ocurrió con su familia, los Baker. Subiendo las escaleras de mármol, se subió las gafas de sol y se ajustó la chaqueta azul marino de su traje. El sonido de sus tacones ya advirtió a la bibliotecaria, una bonachona mujer de cincuenta o sesenta años, de la llegada de alguien. Alzó la vista por encima de su escritorio, y Vio a Rebecca pararse frente a ella, con las manos apoyadas en el mueble. La miró de abajo a arriba, con curiosidad, y Rebecca se acercó a ella y habló en voz baja.

—Buenos días, deseaba conseguir información sobre los linajes de la clase alta de la ciudad, más concretamente entre finales del siglo pasado e inicios de este.

—Mmhm... —la bibliotecaria asintió con la cabeza, subiéndose las gafas—. Va a tener que ser un poco más específica, señorita...

—Busco información sobre Rebecca Baker —contestó Rebecca. Qué extraño se sentía hablar de ti misma como de una desconocida, pensó—. Desapareció en 1888 sin dejar rastro, y nunca se la volvió a ver. Después de todo, pertenecía a una familia de aristócratas, y pensé que en algún libro o registro podría conseguir algo de información...

La ancianita vaciló un instante, frotándose la barbilla.

—Creo que sí, puede que tengamos algo —contestó, algo indecisa, levantándose—. Voy a revisar. Mientras, puede ir mirando alguna otra cosa por aquí, la avisaré cuando encuentre algo, señorita.

—Muchas gracias, señora... —dijo Rebecca, asintiendo con la cabeza.

Entonces, mientras que esperaba, se fue dentro de una de las secciones de la biblioteca y se puso a tantear entre los libros de las estanterías, en busca de alguno para leer. Entonces, su mano derecha captó el libro de "Amores", de Ovidio, un clásico de la poesía romana. Lo cogió, y se sentó a leerlo en una de las mesas vacías de la sala.

Al cabo de veinte minutos, la señora se acercó a ella con un libro en las manos, abierto.

—Lo encontré —le anunció, en voz baja, a Rebecca, dejando el libro sobre la mesa.

Rebecca cerró el libro de Ovidio y lo dejó al lado. En la página por la que el libro estaba abierto, había una foto que Rebecca reconocía a la perfección. Era un primer plano suyo que se hizo en el baile por su decimoctavo cumpleaños —organizado por su abuela, obvio—. La bibliotecaria miró la foto y, al fijarse bien, se quedó perpleja. Parpadeó varias veces, alternando su mirada entre la foto y Rebecca.

—Vaya, si sois clavaditas —reconoció, impresionada.

—Sí, sí que es verdad... —respondió Rebecca, con indiferencia, pasando las yemas de sus dedos por la foto, impresa a blanco y negro, con ese tono sepia que tenían las fotos de la época.

𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊𝐎𝐔𝐓 (𝐈𝐍 𝐂𝐀𝐄𝐋𝐎 𝐄𝐓𝐈𝐀𝐌 𝐃𝐀𝐄𝐌𝐎𝐍𝐈𝐀 𝐕𝐨𝐥. 𝐈𝐈)Where stories live. Discover now