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Estaba emocionada y nerviosa, pero sobretodo     emocionada

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Estaba emocionada y nerviosa, pero sobretodo     emocionada. Finalmente había quedado con ese chico azabache y en pocos segundos llegaría a su casa. Se encontraba en su habitación acostada en la cama mientras daba una ojeada en la aplicación Pinterest para tomar algo de inspiración. Había una fotografía que le había llamado mucho la atención, se trataba de un chico de piel pálida con los ojos cansados. Su cabello era totalmente negro como el carbón y algo desordenado. Sus brazos y hombros estaban cubiertos por ramas secas, era como si se ahogara en su propia pena. No dudo en guardar esa imagen. Fue justo en el momento que el timbre de su casa sonó e inmediatamente se levantó, tropezándose con sus propias zapatillas, cayéndose en el proceso.

— ¡Ya voy! .— avisó en cuanto separó su cara del suelo y volvía a ponerse en pie a la vez que se sobaba la nariz.

Llegó a la puerta y la abrió de golpe, encontrándose el tutor de Fushiguro con una gran sonrisa mientras que el menor estaba detrás de él.

— ¡Buenas tardes, (T/n)-chan! .— extendió delante de ella una pequeña bolsa —. Traje algunos dulces.

Ella parpadeó varias veces antes de tomar el regalo.

— No hacía falta, pero muchas gracias, Gojo .— agradeció —. Pasad .— se apartó para dejarles espacio. El albino se mostró curioso con tan solo entrar, analizando cada rincón de su casa.

— Hola, Fushiguro.

— Hola .— se limitó a saludarla seriamente mientras seguía al mayor —. Gojo-sensei, es de mala educación fisgonear en las casas ajenas .— avisó al mencionado quien se encontraba cotilleando en los cajones del comedor.

— Solo estaba revisando que no hubiera ningún peligro .— se excusó mientras soltaba una carcajada —. Veo que la casa la tienes bien cuidada .— comentó a la peli(t/c) —. ¿Dónde está tu taller?

— Por aquí .— hizo una señal para que la siguieran, se adentraron en el pasillo que daba a las habitaciones y llegaron al fondo, lugar que se encontraba una puerta con manchas de diferentes colores —. Aviso, no os asustéis .— sonrió nerviosamente mientras se rascaba la nuca .— El resto de la casa está limpia pero mi taller es todo lo contrario .— confesó avergonzada por ello.

— Seguro que no está tan m—.

El albino se quedó callado en cuanto la joven abrió la puerta. Pinturas abiertas y secas por el suelo, paredes manchadas de diferentes colores, telas rotas en una esquina del suelo, pinceles sin lavar... Realmente era un desastre, encima estaba totalmente oscuro. (T/n) entró, siendo seguida por los dos restantes y puso la bolsa de los dulces en el escritorio.

— ¿Aquí es dónde me va a dibujar? .— preguntó el azabache con una mueca en la cara, cosa que la otra rio con nerviosismo.

— Es imposible ordenar este cuarto .— se rascó la nuca, evitando la mirada del chico.

Trazos de pintura sobre la superfície || Fushiguro MegumiWhere stories live. Discover now