Capítulo 23

106 10 6
                                    

—Carajo, olvidé que ya no hay nada en el refrigerador —Amery cerró la pequeña puerta con un suspiro—. Debemos ir al supermercado.

Ezra lo miró como su hubiese dicho una palabra desconocida. —¿Por qué tenemos que ir ahí?

—Porque ahí venden los suministros. —era obvio y la expresión confundida de Ezra se profundizo.

—¿Acaso no hay alguien que los traiga?

Y a Amery se le ocurrió una grandiosa idea para darle un poco de su realidad a ese soberbio hombre que reposaba desnudo sobre su cama.

—No, debemos ir —Amery regresó a la cama y le lanzo su ropa interior a Ezra, quien lo miro como si hubiera enloquecido. Y antes de que el alfa replicara, tajó su comentario. —Vamos, no puedo cargar todo solo.

Esos engatusadores ojos grises eran una de sus flaquezas que él, y para su desgracia su omega, habían descubierto. Ezra no pudo decirle que no y solo suspiró antes de levantarse y empezar a colocarse la ropa que estaba esparcida por todo el salón.

Ezra quedó aún más confundido cuando salieron por la puerta principal dejando atrás el auto.

—Está bien, el supermercado está a dos calles de aquí. —para los dos era obvia la diversión del omega por ponerlo en una situación en desventaja— Nos hará bien un poco de aire fresco.

Su sonrisa fácil con esos ojos estrechos podían encandilarlo con tanta facilidad que, Ezra no se dio cuenta que tan enamorado había estado de Amery hasta ahora. El alfa no tuvo más opción que suspirar resignado y le devolvió la sonrisa, no sin antes sacar al omega de su confort cuando entrelazó sus dedos.

Amery se sorprendió al sentir el toque cálido y firme, era la primera vez que se tomaban de las manos. La sensación era agradable, sentirse así de cerca le hacía sentir protegido y confiado.

El clima era lo suficientemente cálido para no necesitar de un abrigo, las luces de las farolas iluminaron su camino y en el silencio podían apreciar el movimiento de los árboles que dejaban atrás. Casi era verano y el cambio en el follaje estaba presente con la alfombra de flores sobre el asfalto. Por la mañana hacían la limpieza en las calles, pero gracias a eso, la noche se convertía en un espectáculo de una lluvia ligera de colores que manchaba las avenidas.

Por primera vez en su vida, Ezra apreció las cosas insignificantes como esas. Cuando una flor cayó sobre el hombro del omega, sin pensarlo colocó un mechón de suave cabello tras la oreja pequeña y la flor amarilla fue puesta sobre ella adornando ese bonito rostro.

—Ni siquiera pregunté cómo fue que conseguiste ropa limpia —Amery no pudo decir nada por la acción de Ezra. Él mismo se sentía tímido y su corazón parecía querer salirse de su pecho al ver que esos ojos azules lo apreciaban con tanto cuidado. Él no era consciente de que su sonrojo cereza y sus ojos brillosos deslumbraban en totalidad a su alfa.

—El conductor las trajo ayer por la tarde —Ezra se encogió de hombros y volvió su atención al frente. Si seguía viéndolo, posiblemente tropezaría por su atontamiento. ¿Qué es lo que le estaba haciendo Amery para tenerlo tan mal?

Hace dos días cuando Amery entró en celo, Ezra atinó a llamar a su chofer para despacharlo y pedirle que llevara cosas básicas un día después. Fue afortunado que pudiera mantenerse cuerdo hasta que terminó las instrucciones, porque después de eso solo se dejó llevar para ver en colores en esas magnificas horas posteriores.

Cruzaron por un parque desierto y al girar en otra calle, el supermercado les dio la bienvenida con unas letras gigantes iluminadas. Ezra vio todo el proceso en silencio; cruzaron el estacionamiento casi vacío y se acercaron a una fila de algo que parecía ser metal apilado. El alfa se quedó sin saber qué hacer cuando Amery tomó una de esas cosas y se lo entregó. Ezra examinó con el ceño fruncido lo que parecía ser un carro de metal, era obvio que Amery se estaba burlando de él.

El Cielo de TiWhere stories live. Discover now