🔆Capítulo 2| Inmaduros y orgullosos🔆

986 81 8
                                    

POV ANASTASIA

Al abrir me encontré con una de las empleadas domésticas.

—Señorita Anastasia, vengo a avisarle de que se acaba de ir una ambulancia. —Su padre no quería que nadie en la casa se enterara, pero- se retorció las manos antes de continuar hablando-.
—me parece que usted debe saberlo-, —Se han llevado a su madre, estaba descompuesta. —Lo siento me apena decirlo, pero parece que estaba muy ebria.

—Pero ¡si no ha bebido durante toda la reunión!

—Lo lamento, eso es todo lo que he podido oír de lo que decían los paramédicos.

En ese instante oí el ruido de una puerta y, de inmediato, Christian apareció en el pasillo.

—¿Qué ha ocurrido? ¿A qué ha venido la ambulancia? —He visto el vehículo desde mi ventana, pero cuando éste ya se marchaba.

Miré a Hipólita fulminándola con la mirada para que no hablase, y ella pareció entenderme muy bien, puesto que se fue raudamente,disculpándose.

—Lo que acaba de ocurrir, a ti no te incumbe. Es un asunto de familia- le espeté en cuanto nos quedamos solos, pues era evidente que no iba a hacer una escena frente al personal.

—Te recuerdo, cariño -me dijo con una sonrisa petulante, y me entraron ganas de borrársela de un trancazo-, —que muy pronto, tú y yo, seremos familia.

—Exacto, muy pronto, pero no lo somos aún, así que no tengo por qué darte ninguna explicación.

Quise cerrarle la puerta en las narices, pero él fue más rápido que yo y puso un pie para que no pudiera hacerlo del todo.

—No busques mi reacción, porque la hallarás. —Empieza a mostrar respeto por tu futuro esposo.

—¿O qué?

Lo miré fijamente, sin amedrentarme por su cara de mala leche. Empujó la puerta y la abrió con facilidad, demostrándome que, si él quisiera, nada lo detendría. El empujón me obligó a retroceder.

—Sé inteligente y escucha cuando te hablo.

—¿Usarás la fuerza bruta para hacerme entrar en razón? —¿De pronto te has convertido en un hombre de la Edad de Piedra? —Vaya, desconocía ese lado violento de ti; sin duda, que fueras un maltratador sería lo único que le faltaría a esta relación comercial.

—En realidad no sabes nada de mí.

—Tampoco me interesa saber nada que tenga que ver contigo.

Se acercó, colocándose a pocos centímetros.

—¿A qué ha venido la ambulancia?- me repitió con una calma que ni él mismo se creía, y se encargó de hacer resaltar muy bien cada una de las palabras.

—Te he dicho que a ti no te importa.

Se abalanzó sobre mí y pensé que iba a besarme, porque su boca quedó tan cerca de la mía que pude advertir su respiración errática; lo empujé, para zafarme de su agarre, pero no estaba dispuesto a dejarme ir, así que seguimos forcejeando y me aplastó contra su cuerpo, respirando más agitadamente y tomando mis manos entre las suyas para inmovilizarme.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Asistente de Compras - Pasión 《Christian y Ana》Libro 2Where stories live. Discover now