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06/05/2022
siempre fueron dos. el amor que se entregaron desde cristales oscuros hasta nubes de querubín. de plantas crecientes que jamás llegarían a conocer lo que significa marchitarse. corazones de aserrín.
dos cuerpos con un mismo espíritu, comparten la energía que construyeron por cinco décadas. la unión verídica de la que siempre soñaron. él era el aire que ella respiraba, y ella su musa de todas las mañanas. sin un solo vástago que ocupe sus vidas, carentes de acontecimientos notables. a ellos les gustaba.
se vestían todas las mañanas cual dos hormigas diligentes, él tan dichoso de presenciar la luz de su sonrisa longeva antes que nadie. jugaban bingo con sus amigos restantes por la mañana, y disfrutaban un filme de mal gusto por las noches que entre ellos comparten.
¡y mañana lo repiten sin peros al aire!
ella, dispuesta a viajar una vez más, visitar las últimas playas que el cielo misericordioso les permita presenciar. compartir cada segundo con su amado era el cielo descendido a sus pies, cabellos grisáceos que se enredaban juntos cada luna somnolienta. "porque te amo y la vida es hermosa cuando estás a mi lado" le susurra antes de caer en brazos del sueño profundo.
él, pulmones quemando su corazón de madera, incapaz de cerrar los ojos mirando a su amada soñar otra vez. traga saliva y entrelaza sus dedos arrugados, recordando el primer baile de antaño, sus dulces cristales derraman agua y azúcar, porque amó tanto y a su vez fue amado. "te amaré en esta, en la otra, en todas mis formas capaces de añorar"
y aunque el paseo a la playa juntos quedó pendiente para la otra vida, ella visitó el océano en el que se encontraron décadas atrás. la baja marea le permitió humedecer los pinreles que caminaban distancias sin sentido desde esa tarde. lágrimas saladas saborearon sus papilas, constatando así la ausencia de su dulce acompañar.
ella, siendo una por primera vez, desconoce por completo cómo es que se vive sin sus dedos entrelezados a ella, sin las mañanas despertando con sus orbes admirándola, sin nadie a quien susurrarle promesas de amor antes de reposar. ya no hay bingos ya no filmes ya no hay amigos
la memoria le falla y teme olvidarse algún día de su voz, "¿ahora que haré con este amor sin receptor?"
son mil soles los que se tarda en dejar de soñarlo, e iniciar la rutina de antes sin su amado. contando inmersa los segundos para reunirse. despertando cual hormiga sin refugio, sonriendo a medias durante el bingo, soñar con sus besos cuando al fin es tarde.
