♡《 𝑨 𝑴𝒂𝒏 𝑾𝒊𝒕𝒉𝒐𝒖𝒕 𝑳𝒐𝒗𝒆 》♡

Primer acto

Frío recorrió en su piel, un soplido se escuchó en sus oídos y su nariz capturó ese suave olor a vainilla. Sus largas piernas se mueven de la cama desparramada y con vago esfuerzo empieza a sentarse. Su cabello se agita en su rostro y Steven bosteza.

Se olvida del olor a vainilla y se para de la cama.

Steven Grant no recordaba el último día de su vida en que haya estado feliz de despertar, quizás el día en que supo que trabajaría en el museo. Sus vagos recuerdos se le escapan y solo hay humillación, tristeza y soledad. Es como si su naturaleza le impidiera ser feliz, aunque sabe que su cuerpo es la mitad del problema, la otra mitad es su mentalidad cansada. Si los omegas actuales escucharan sus pensamientos seguramente sería marcado como un imbécil. Una serie de sucesos pasaron desde que recordaba ser omega, al principio hubo emoción, porque supo que no estaría solo y formaría una familia; Si, extrañamente estaba feliz de ser omega. Luego la realidad lo golpeó. Las limitantes opciones, los caprichos de su cuerpo, los dictámenes de la sociedad, las jerarquías y como hasta un beta podía menospreciarlo. Él no quería que nada de eso afectara a su autoestima, su cuerpo físico no tenía porque afectar a su mente; pero lo hizo, oh, como lo hizo. Sus años de escuela están mayormente nublados, solo hay rostros de burla, un par de amigos que está seguro de que nunca más volvería a ver, unas fiestas, llantos, risas y acosos ocasionales. También hay gritos muy conocidos, ¿De sus padres? No, mamá era una alpha dulce que lo cuidaba con mucho amor, y papá era un beta tan cariñoso. ¿Entonces de quienes eran los gritos?. Lo mejor sería olvidarlo, esos gritos sonaban lejanos y fáciles de olvidar.

Mira la hora y maldice en su mente. Él se desata la cadena del pié, esparce sin cuidado la arena alrededor de la cama y corre hacia la ducha para un aseo rápido. Uhg, Donna se va a enojar. Al salir de la ducha fue rápidamente a buscar ropa cómoda, no le importaba combinar o verse elegante para impresionar a alguien. Cogiendo sus cosas, estuvo a punto de irse, pero se detuvo en la puerta.

"Oh, casi lo olvido" Sus ojos se encontraron con la forma dorada de su lindo pescadito. No tuvo corazón para dejarlo pasar hambre, así que corrió en busca de alimento. "Aquí, aquí tienes." Sonrió a su pequeño amigo, quién lo ignoró y siguió nadando en su pecera. Su sonrisa vaciló "Bueno, ¡Nos vemos más tarde!"

Al salir por la puerta casi se choca con un hombre mayor que vendía justo en su entrada. Un poco nervioso solo lo saludó, aún queriendo que el hombre dejará de vender esas escobas en la puerta. Corrió por la calle y volvió a chocar contra una señora, haciendo que ella derramara su café. La mujer le gruñó y un olor alpha emanó de ella, advirtiéndole hostilidad.

"Lo siento, lo siento" Se disculpó sumisamente y volvió a correr.

Cuando terminó de disculparse, miró que su transporte ya se marchaba, esto no podía estar pasando. Corrió detrás del autobus gritando que se detuviera y afortunadamente tuvo efecto, logrando que el chófer lo esperara muy enojado. Su delicada nariz captó los olores de barro húmedo en señal del enojo del chófer alpha, quién no dijo nada, pero su aroma lo delataba. Él solo bajo la cabeza en señal de paz.

Cuando entró y se quedó sin asientos, suspiró y no tuvo opción que agarrarse de donde pudiera para no caerse mientras iba de pié. Más personas se subieron al transporte, y sin asientos, todos quedaron amontonados. Steve tarareaba en su mente, algo triste sabiendo el regaño que tendría de parte de Donna, ella no dejaría de llamarlo inútil por el resto del día. Su línea de pensamiento fue interrumpida cuando sintió que algo rozaba su oreja. Sus ojos se abrieron de golpe y el olor de agua fria estaba cerca de su nariz. Su estómago se revoloteó, nervios lo golpearon y no quiso nada más que darse la vuelta y espantar de un golpe al bruto alpha que se atrevía a olerlo. Sabiendo que el tonto hombre estaba buscando alguna marca de unión en su olor. Él quiso alejarse, pero antes poder hacerlo, el alpha se fue primero, con un sonido disgustado. El sentimiento de alivio apareció y, si no estuviera presionado en otros cuerpos, él habría suspirado, pero una pizca de confusión creció dentro él.