COLMENA 7

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Luego de haber salido ilesas de la retaguardia, Maya cabalgaba al lado de Sarah habiendo tomado un desvió que las encontraría en cualquier momento con el grupo tres. Solo así habían podido escapar de las garras de los demonios pues, alegando que en el camino recto trazado por la líder, o sea en el centro, estaría infestado de esos bichos.

Por más vueltas que le dio al asunto, Maya no lograba encontrar algún indicio que le indicara siquiera una pista que le señalara al supuesto saboteador, además de nada servía hacer un esfuerzo agotador pensando, lo más probable es que el problema debió suceder en cualquiera de los grupos que iniciaron la misión.

Que complicado resultaban ser las cosas, lo único bueno que podían hacer para mermar cualquier caos ocasionado por sus enemigos era seguir disparando esas cápsulas nuevas que portaba Sarah, aunque a medida que se acercaban al límite lo habían dejado de hacer.

Debido a que la ruta que llevaban estaba completamente aromatizada con incienso.

Dejando de divagar, la protectora se enfrasco en continuar su carrera a caballo por aquel bosque hasta llegar a un punto donde pudieran dirigirse al centro. Iban a prisa con la esperanza de encontrarse con el grupo tres y ponerse al tanto de lo que pasaba y respondiendo a sus pensamientos, escucharon los cascos de más caballos delante de sí.

—Aprieten el paso—les aviso Maya acelerando la carrera.

Y dicho esto todas se dispusieron a avanzar como un rayo. La médica comenzó a gritar el nombre de la líder del grupo al que se acercaban, para ponerlas en advertencia que eran ellas las que le venían siguiendo.

Al darse cuenta de esto el grupo tres se detuvo y espero a que hicieran acto de presencia, a decir verdad les extrañaba que el último escuadrón hubiese tomado aquel camino por lo que necesitaba escuchar lo que había pasado y explicarles lo ocurrido con el padre. Cuando lograron reunirse, ambas líderes se pusieron al tanto de la situación.

Tanto por un lado como por el otro, la situación no fue favorable para ninguna. A pesar de no haber tenido complicaciones con los demonios que se les fueron apareciendo en el camino y sin olvidar encender los inciensos de media jornada por ninguna razón, al equipo tres dirigido hacia la izquierda los ataco un ser sobrenatural llamado espejo que únicamente se encargó de asesinar al padre.

Todo resultó tan extraño que ni si quiera pudieron reaccionar, solo apareció de la nada y solo apenas sintieron una leve punzada en la cabeza, por lo que pensaron que se trataba de los demás rastreros entumecidos por el incienso. Apareció frente a ellas; arranco un enorme árbol del suelo y lo lanzo directamente hacia el padre, varias protectoras recibieron el impacto pero, no les paso a mayor, su cuerpo estaba diseñado para recibir gran daño y seguir en pie.

Únicamente murió el sacerdote.

Lo extraño de la situación es que el demonio al parecer sabía lo que iba a hacer y a quien atacar, cuando ese anciano murió él ya había desaparecido, ni si quiera les dio tiempo a las protectoras de asesinarlo para así llevar su cadáver a estudiar ya que este tipo de enemigos no era muy común en la cercanía de la colmena.

—Por más vueltas que le doy a esto, no logro comprender nada—explicó Maya sintiéndose mal por no hallar una razón a todo este desastre.

—Nosotras no habíamos notado nada raro por lo que seguimos nuestro camino como si nada, de haber sabido que estaban en problemas...

—Lo mejor que pudo pasar es que ustedes no llegaron a enfrentar el peligro al que nos vimos envueltas nosotras—interrumpió Sarah sabiamente—no hubieran podido librarse.

Y ella tenía razón.

Todas las jóvenes allí presentes, de apenas quince en adelante se miraron las caras preocupadas, ¿que se encontrarían más adelante si ni pudieron salvar al padre que era tan sagrado para esa misión? Las escoltas apretaban las manos llenas de furia por la gran falta que habían cometido, no se lo perdonarían jamás.

Profecía Final#PGP2023Where stories live. Discover now