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La satisfacción recorrió a Erin cuando por fin pudo salir de aquel lugar y cambiar su ropa sucia por algo limpio. Lograron sacar la comida, aprovecharon que en esa construcción había algo de agua en las tuberías y enjuagaron los envases, ya que no sería muy higiénico comer de ellos contando que el agua en dónde habían estado tenía sangre de caminante. Guardaron todo en cajas, revisaron por más cosas que fueran útiles y todo lo agruparon en dos carritos. Después, con algo de la ropa que encontraron, lograron cambiarse. Despojandose de la prendas sucias y húmedas.

El camino de regreso fue tranquilo. Erin tomaba agua de una botella nueva de las tantas que encontraron y con su mano libre guiaba uno de los carritos hasta la iglesia. Cuando el resto los vieron acercarse corrieron a ayudarlos.

“Esa es mucha comida.” Glenn sonrió en su dirección. Tomando el carrito y llevándolo por lo que quedaba de el camino.

“Hay más de donde vino esto.” Bromeó Erin. Si tan solo supieran por todo lo que habían pasado esas latas hasta llegar a sus mesas...

“Eso no suena tan bien.”

“Tampoco fue tan malo. Solo algunos caminantes.”

“Antes te escuché llamarlos mordedores, eso significa que te está afectando estar con nosotros.” Rió. Erin se limitó a observar lo linda y sincera que era la sonrisa de Glenn.

“Caminantes suena mejor que mordedores...” Explicó. Para ella “caminantes” les hacía más justicia, ya que antes de todo habían sido personas, personas vivas. Le causaba algo de conflicto pensar que antes esas personas habían tenido una familia, amigos... estudiaban o trabajaban y trataban de sobrevivir día con día. Si ella algún día llegaba a convertirse en uno no le gustaría que la llamaran “mordedor”, eso era claro.

Entraron a la iglesia, todos se acercaron mirando la gran cantidad de comida que habían logrado conseguir. Por primera vez en varios días los ánimos habían subido y todos parecían notablemente felices.   
  
 
 

[...]
 
    
  

Era su segunda noche con el grupo. Después de la cena y que Rick confirmara que todos irían a Washington, Erin se apartó para poder dormir. Estaba muy cansada, había hecho muchas cosas ese día. Se recostó en una de las bancas, pudo ver como algunas otras personas hacían lo mismo, entre ellas Carl.

Apenas cerró sus ojos cayó completamente dormida. Su respiración era tranquila, se sentía tranquila y a salvo con el resto. Pero no pasó demasiado tiempo cuando el caos volvió a perseguir a el grupo.

“Erin, despierta.” Su sueño era bastante ligero, así que pudo escuchar fácilmente como Michonne llamó su nombre. Erin, aún adormilada, se sentó, tallando sus ojos y observando como la mujer se acercaba para despertar a Carl.

“¿Qué pasó?” Preguntó Erin entre un cansado bostezo.

“Sé que están cansados. Pero es mejor que estén despiertos. Bob desapareciò.” Erin, debido a su cansancio, tardó en comprender lo que Michonne trataba de decirle.

“¿Qué?”

“No sabemos qué pasó, pero necesito que estén alerta. Los dos.” Y dicho esto Michonne caminó hasta el resto.

Todos estaban preocupados, ya que ellos no creeían que Bob fuese capaz de dejarlos, mucho menos a Sasha, con quién mantenía una relación. Y estaban casi seguros de que había alguien detrás de todo esto. ¿Pero quién? Rick mencionó algo que Daryl, el hombre de la ballesta, le había dicho la primera noche que pasaron en el bosque. Daryl era un cazador, podía encontrar huellas o indicios de algo o alguien cerca, y justo esa noche había escuchado ruidos. Pero justamente en ese momento el hombre de la ballesta y su amiga, Carol, tampoco estaban.

 ━ 𝗕𝗔𝗗 𝗘𝗡𝗗𝗜𝗡𝗚   ɢ.ʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora