Capitulo VI

1K 95 21
                                    

Muy enfadado. Chifuyu estaba jodidamente tan enfadado que probablemente estuviera produciendo vapor. Él estaba enfadado porque él no pensó que se iba a sentir tan indefenso en su vida. No incluso cuando...

Lo que sea. No importaba. Él se había metido en esto, y, aun así, cerraba de golpe la ropa en los cajones. Peke J permanecía en la esquina. Sus orejas levantadas, observando lo que hacía Chifuyu con una triste mirada en sus ojos.

Chifuyu tomó una respiración profunda antes de poder mirar al animal otra vez. Peke J le miró, y Chifuyu estuvo cerca de colapsar. Él había abandonado a su mascota. Keisuke lo supo, y ahora el bastardo tenía el gato de Chifuyu. Dios, ¿cuánto tiempo había planeado esto? ¿Era todo esto parte de alguna elaborada, broma enferma? ¿Para devolvérsela por deshacerse de él cuando estaban en la secundaria? Cristo, eso fue sobre diez años atrás.

Y Keisuke tenía el gato de Chifuyu. Peke J inclinó su cabeza a un lado. Él era un gato. Él no sabía qué drama extraño estaba atravesando Chifuyu, pero por el suave movimiento de su cola, y la manera en la que miraba a Chifuyu... Peke J sabía que algo estaba mal.

Chifuyu no podía dejarle una segunda vez. Él amaba a este gato, y rompió su corazón, más de lo que pensaba, dejarle ir. Viéndole otra vez... No. Keisuke tenía que saber que Chifuyu reaccionaría de esta manera. Si ser el juguete de un multimillonario aburrido sería suficiente para hacer que Chifuyu se quisiera marchar, saber que dejaría atrás a Peke J era suficiente para que quisiera quedarse. Estaba atrapado.

Estaba atrapado y Keisuke lo sabía.

—Hey, ven aquí.

Chifuyu extendió su mano hacia el gato. Peke J vino. Él siempre lo hacía. Chifuyu acarició su cabeza y orejas, después se puso de rodillas y abrazó a su gato. Odiaba estar aquí. Odiaba que Keisuke no fuera como solía ser y que él tuviera que estar de acuerdo con todo lo que decía si quería mantener a su gato a la vista.

 Porque Keisuke tenía razón en algo. Sin tener en cuenta los motivos para hacer todo esto, Peke J era ahora su gato. Esto no fue un secuestro. Peke J era suyo, y si Chifuyu quería seguir viendo a su gato, él no podía irse a ninguna parte.

*

*

*

*

*

*

—No puedo creer que estés haciendo esto.

—Kazutora, cállate.

—No, no me voy a callar. Me haces traerte a ti y a ese tipo hasta aquí. Tuve que ir y recoger su mierda, y ahora tú estás básicamente usándole para el sexo. No sé por qué. Es una especie de psicosis perturbadora.

Keisuke siseó al hombre. Kazutora gruñó de vuelta. Era increíble que ellos se llevaran tan bien, teniendo en cuenta que Kazutora era un cambia formas-lobo, y pantera era del tipo que odiaba a esos capullos, pero lo hacían. Ellos habían sido mejores amigos desde hace mucho tiempo.

De hecho, Keisuke conoció a Kazutora después de que Chifuyu rompiera con él. Ellos se habían reconfortado el uno al otro cuando las cosas eran sombrías, y comenzaron a hacer negocios juntos, dividiendo todo a la mitad.

Ni siquiera habían firmado contratos para eso. No al principio. Cuando demasiados ceros empezaron a aparecer en los cheques que se firmaban uno al otro, las cosas tuvieron que cambiar, pero su amistad nunca se marchitó. Ni siquiera después de que ellos empezaron a dormir juntos. Por supuesto, además de su mejor amigo, Kazutora había sido también su confidente cada vez que volvía borracho y deprimido, hablando sobre el único que se le escapó.

El Juguete Ronroneante del Multimillonario [LIBRO UNO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora