Capítulo 13

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Al salir me encuentro con Hunt besando a una chica en bikini en una esquina apartada. Cuando me escuchan, ambos se sorprenden y apartan como si se quemaran. Ella parece preocupada de ser descubierta, su cara me suena, pero no sé de qué, no es una empleada de él, ni una de las clientas frecuentes.

Hunt parece mucho más relajado al ser pillado, incluso se ríe ganándose un codazo de la rubia.

— Tú no has visto nada, ¿vedad, Lia? — me pregunta

— ¿Quién me habla? — le sigo el juego, y finjo que soy ciega.

Sigo caminando en busca de Thomas, y lo encuentro charlando con los Jaguares de Jacksonville. Son los mismos chicos de anoche y ahora que los veo de pie, me siento como un Minion enano. Creo que son las personas más altas que he visto en toda mi vida.

Thomas es muy alto, y aun así se ve bajito a su lado. Al llegar a su lado me rio de lo ridícula que me tengo que ver al lado de estos gigantes.

— Siento que si me subiera sobre ustedes, ni siquiera lo notarían — me rio.

— Cariño, si te tuviera sobre mi... créeme... te notaria — Se ríe Duncan, haciendo que me sonroje.

No tengo como quejarme, yo misma cabe mi tumba con esa broma.

— No creo que a mi futuro esposo le guste que este sobre otros hombres, ¿verdad, amor? — Me cuelgo melosamente del hombro de Thomas.

La mirada atónita de los hombres no me deja seguir con mi teatro y termino riendo. Dios, como pueden lucir como seres indestructibles y ser tan inocentes a la vez.

Charlamos un rato, me traen un trago e incluso, después de que jurara no pasárselo a una fan loca, me dejan sus números.

No me puedo creer que tenga la opción de mandarle un sticker por WhatsApp a uno de esos jugares de las grandes ligas.

Después de un par de tragos Thomas me pide ir a caminar con él como habíamos acordado, y yo voy encantada, porque se ha llenado de mucha gente y ya me estoy ahogando de las miraditas de la sombra con garras de Lucas.

He decidido que así nombrare a Zoé. Aun no concluyo si es más toxica para Lucas, o para ella misma. No estoy celosa, ni interesada, pero es inevitable fijarse en cómo actúa ella a su alrededor.

Si, como no... Para nada celosa.

Te ignoro, porque ambas sabemos que no pasa de ser percibido todo el show que hace esa chica. Si Lucas está charlando con algún amigo ahí está ella pululando a su alrededor, como si fuera el sol, intentando que su amigos hablen con ella y la incluyan, pero la mayoría la mira raro y la ignora, es un poco triste la verdad.

Aunque no tan triste como ver cuando se refriega en Lucas, como si fuera un gato, hasta que él pone su brazo sobre sus hombros, eso no me gusta.

No sé si es a propósito o no, pero él evita que sus rostros estén muy juntos o tomarla de la cintura, y puede que sea algo sin sentido, pero me agrada que haga una diferencia.

Ella es su amiga, aunque la sombra con garras no lo entienda, es lo que es.

Cuando otra chica se acerca a Lucas es muy diferente, él besa las mejillas de las otras, les hace modelar su atuendo, las toma de la cintura, les trae tragos, ríe un poco y luego les da una excusa para largarse.

Es encantador y atractivo, pero las cataloga de inmediato como posibles follones o no. Y la mayoría de las veces las dejas queriendo más. Excepto ahora que ha desaparecido con una chica rubia. Por eso necesito distanciarme, ya no quiero estar en el mismo lugar en donde hay una chica disfrutando de Lucas, como a mí me gustaría estar disfrutando.

— Por un momento creí que no saldrías — dice Thomas cuando llegamos a orilla de la playa y las tibias olas mojan nuestros pies descalzos.

— Me distraje por un momento, eso es todo.

— Si, vi a Lucas entrar a la casa de huéspedes.

Te pillaron.

— Resulta que ahora somos amigos — digo, no muy convencida —, así que tuvimos una charla amistosa.

— ¿Por qué me parece que eso no cierto? — entrecierra su ojos, como si con eso viera algo más allá de lo evidente.

— ¿Me estas llamando mentirosa?

— Solo digo que no parecen "amigos".

— ¿Qué te hace pensar eso?

— Como lo miras.

— Yo no lo miro...

— Oh, vamos —se ríe —. No le has apartado la mirada en toda la noche. Estarías compitiendo con la lunática de Zoé si no fuera porque tú lo haces sutil y con cariño, y no como la acosadora de manicomio que es ella...

— No sé de qué hablas — me cruzo de brazos y miro el mar esperando no lucir tan culpable.

— Si te sirve de algo... él también te mira a ti.

No, no me sirve, solo me deja más confundida y sin una idea de qué hacer con esa información.

Caminamos en silencio unos minutos más, hasta que comienza a correr una brisa helada y yo comienzo a tiritar. Decidimos volver a la casa y todo parece tranquilo hasta que llegamos al límite de la playa que está en la casa de Lucas.

Oímos la risa coqueta de una chica, que indicaran que alguien esta es un momento travieso sobre la arena.

Thomas y yo nos miramos divertidos sin saber qué hacer. Queremos volver a la casa, pero no queremos interrumpir este momento tan... ¿romántico?, o eso pensábamos hasta que una voz masculina opaco las risas.

— Zoé deja de joder — dice molesto —, que no estás tan ebria.

— Vamos, Lucas...haré que sea bueno... Ya besaste y manoseaste a cada chica de esta fiesta — se queja —, ¿Qué más da una más?

— ¿Por qué no nos saltamos el numerito de siempre y llegamos a la parte que te digo que no y tú te vas llorando y enfadada, para que al día siguiente me llames fingiendo que no te acuerdas de nada porque estabas muy ebria, y así seguimos siendo amigos?

Ella se ríe como si no entendiera una palabra y comienza a subir su vestido. En ese momento mis ojos se cruzan con los de Lucas. Y me doy cuenta de que es algo que no quiero saber.

Él parece cansado, por sus palabras es obvio que no es la primera vez que ella lo hace pasar por esto. Debo admitir que él tiene una paciencia de oro con ella, le acomoda el vestido mientras ella se retuerce, lloriquea y ruega.

— Thomas... creo que necesitamos otro paseo...

No espero su respuesta, ni escucho lo que Lucas intenta decirme. Me marcho esperando olvidar un poco la confusión de cosas que tengo dentro.

— Lucas tiene demasiadas facetas... ni siquiera intentes entenderlas o unirlas. Dudo que siquiera él pueda hacerlo — me dice Thomas.

Con su comentario no busca criticar a Lucas, noto que solo lo dice como un amigo que conoce demasiado bien al otro.

— Apenas soy capaz de unir las mías, como para estar uniendo la de otros — respondo.

Esta vez nuestro paseo es en silencio. Me aguanto el frío por varios minutos, hasta que Thomas me convence de volver.

Desde que llegué, había deseado quedarme todo lo posible para recordar a mi padre. Por primera vez solo quise volver... a mi casa en Texas.

Ya no tienes un hogar en Texas...

... acá tampoco. 

***

Espero que estés disfrutando de esta historia.

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El arte del mar (+18)Where stories live. Discover now