(17) Su presencia

954 70 3
                                    

-¿Tu qué crees?- me sonríe y levanta las manos que están sosteniendo la caja.

-Pasa- me hago a un lado para dejarlo entrar.

-Que desorden tienes- deja la caja de pizza que tenía en sus manos, sobre la mesa de escritorio que tiene la habitación.

-Apenas estoy sacando todo, no hables.

-¿Te ayudo en algo?- me pregunta mientras está sacando ropa de mi maleta.

-Deja ahi-le pego en el brazo con una prenda de ropa que sostenía en mi mano.

-Ay- suelta lo que sostenía- que agresiva estas.

-¿Cómo sabias en que habitación estaba?

-Un pajarito me contó- se hace como si la mismísima Virgen le hablara y mira hacia el techo mientras silba.

-Carlos

-Gabrielle- imita la voz con la que yo le hablé.

-¿Quién te dijo?- no puedo evitar sonreír al verlo. No se como o porque, pero tiene algo que cuando lo miro no puedo dejar de sonreír.

-Sergio- también me sonríe y se sienta en el borde de la cama.

-Ah bueno.

Nos quedamos en silencio unos segundos, hasta que el decidió romperlo.

-Traje pizza, no recuerdo si te gusta o no, y la verdad da igual, porque acabo de comprar una pizza extraña. La vi y pensé en ti, dije "tengo que probarla con Gabs"

-Awww, siempre pensando en mi, que tierno Carlooos- le guiño el ojo y le acaricio la mejilla de forma rápida y delicada.

-No hagas eso.

-¿Hacer qué?- lo miro confundida.

-No puedo resistirme.

-¿Resistirte a que? No entiendo

-Nada, solo come- me mete una rebanada de pizza en la boca para que ya no hablara.

-Oh, wow. Esta muy buena.

-Lo se, por eso la traje, sabía que te iba a gustar-ahora el me guiña el ojo. Dioss, ¿puede ser más guapo aún? ¿¡qué estoy pensado!?-¿Por qué te pusiste roja?

-No estoy roja.

-Si lo estás

-Noo, y ya basta, déjame comer en paz Carlos Sainz.

-Vázquez de Castro.

-¿Mmh?

-Carlos Sainz Vázquez de Castro, ese es mi nombre completo.

-Ahhh, que bueno la verdad- se ríe y mientras el continúa comiendo yo sigo acomodando mis cosas.
Prendí la televisión y la mirábamos mientras cada uno hacía sus cosas.

Después de unos largos minutos termine de desempacar todo y me acoste al lado de Carlos.

-¿Por fin?

-Por fin.

Nos quedamos mirando unos segundos, segundos que parecieron horas.
Pude observar sus ojos marrones, mire cada pestaña que tenía que cada ojo, esas cejas gruesas pero definidas, su cabello no era tan largo, pero tampoco tan corto. Solo era él, él en su perfecto esplendor.

Podía observarlo por varios minutos más, hasta que en mi puerta se escucharon varios golpes, sacándome de mis pensamientos, que en realidad no se si eran buenos o malos.

Me dirigí abrirla y me encontré con Lando, un feliz y radiante Lando.

-¿Que te trae por acá, chico?

-Vengó a saludar a una hermosa dama- me da un abrazo- ¿cómo estás?

-Bien, muy bien. Adelante- lo dejo pasar a la habitación.

-Gracias- pasa- Carlooooos- menciona al español.

-¿Lando?, ¿que haces por acá?- sin duda alguna Carlos se sorprendió al ver a Lando en mi cuarto.

-Vine a saber como estaba Gabi y si necesitaba ayuda con algo, pero ya veo que ha terminado- dice mientras observa toda mi habitación.

-Justo acabo de terminar-digo mientras me acuesto en la cama.

-Ya. Pues yo solo quería saber si necesitabas algo, ya me voy Gabi linda, te veo desp...- Lando no termino lo que iba a decir por que fue interrumpido por Carlos.

-No te preocupes, yo me voy para que ustedes hablen.

-No, está bien Carlos, igual en la noche vengo para hablar con ella.

-Ahh, okay está bien.

-Te veo en la noche, Gabs- me susurra Lando.

-¿Por qué susurras?- le pregunto también susurrando.

-No se- nos reímos- Adiós, te veo en un rato.

-Adios Laaando- cierro la puerta del cuarto- Eso fue... raro.

-Tú eres la rara- Carlos me avienta una almohada en la cara.

-Eres malo, Carlos Sainz Vázquez de Castro.

-Pensé que no te lo aprenderías- se rie.

-Pff, es pan comido- Los dos nos reímos y nos aventamos almohadas, hasta que paramos por que tiramos un vaso de agua al suelo.

-Fue tu culpa Carlos, tu limpia.

-Perdónnnnn- se hace al indignado- pero yo no fui el que tiro el vaso.

-Yo no fui la que lo dejo ahí- me acercó a él para mirarlo bien.

-No es mi culpa Gabrielle- se acerca ahora él para mirarme mejor.
Quedamos cerca, bastante cerca diría yo.
Escuchaba su respiración, se escuchaba un poco agitada, tal vez porque hace unos momentos estábamos jugando con almohadas. Comencé a ponerme un poco nerviosa. Carlos me vuelve tonta con tan solo tenerme al frente suyo, su perfume es poderoso ante mi, ni hablar de su presencia.

-¿Lo limpiarás tu?- me sonríe de manera picara.

-No estoy tonta Sainz, tú lo limpiarás y punto- me separo de él para dirigirme al baño.

Me lave la cara y solo pensé en lo de hace unos momentos. No podía gustarme el piloto. No, el no

Siempre has sido tú | Carlos Sainz Jr.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora