𝐋𝐅︴La desesperación y la incertidumbre de no saber que pasará lleva a muchos a cometer locuras, actos de los que podrían arrepentirse en un futuro. Y aunque Itadori Yuuji se encontraba en todo su derecho de estarlo, en realidad, ese no era el caso...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Para Umi Fushiguro, su vida ha sido una desgracia desde el día cero. Problemas tras problemas desde el día de su nacimiento, como cuando estuvo apunto de morir por el cordón umbilical amarrado a su cuello, o cuando su padre decidió ponerle un nombre de niño y a su hermano gemelo uno de niña, con significados que ninguno de los dos descifraba.
Al pasar los años aquella desgracia aumentaba, su padre los abandonó junto con la que era su mujer, y un loco con vendas que apareció un día diciendo que de ahora en adelante sería su tutor. No lo toleraba, era muy infantil, y ella, para tener ocho años, quizás muy seria. Pero también le agradecía, pues Gracias a él, Tsumiki, su hermana mayor, no tenía que trabajar tanto por ellos. Lo años pasaron y Umi comenzaba a creer que la vida no podía ser tan mala a como la veía desde su perspectiva, pero ahora se retractaba totalmente, pues su hermana cayó en un coma y no volvió a despertar. Además, su hermano contaba con un gran potencial de energía maldita y ella no, ¿por qué? No podía creer que estuviese tan maldita, parecía que toda la mala suerte iba para ella y ya no tenía fe.
Quizás, lo único que la mantenía adelante era la esperanza de que su hermana despertara, y el soporte que había creado en su hermano gemelo, quien se había convertido en su vida después de todo, él siempre fue su compañía y apoyo. Pero de resto el mundo se había convertido en algo blanco y negro, aburrido. Estudiar para ser hechicera no tiene gracia cuando no cuentas con energía maldita, y ella seguía sin entender porqué no contaba con ella, aunque en el mundo de la hechicería había aquel dicho de que los gemelos eran un mal presagio, Umi se cuestionaba si había nacido así o si simplemente la perdió, ¿Se podría eso? Ella podía ver a las maldiciones, detectar la energía maldita, más no contaba con alguna habilidad o no podía crear un velo, ¿Que era todo eso? ¿Estaba rota?
Tantas dudas abarcaron su mente durante años, hasta que se rindió y perdió las esperanzas de averiguar sobre si misma, perdió las esperanzas de ser alguien importante alguna vez, y sobre todo, perdió las ganas de vivir.
Sin embargo, el destino depara muchas cosas para el que menos lo espera, y todo puede mejorar si un alma con muchas ganas de vivir te enseñe a valorar aquello que deseas perder.
E Itadori Yuuji es la persona con más ganas de vivir que he visto jamás.
