𝐋𝐅︴La desesperación y la incertidumbre de no saber que pasará lleva a muchos a cometer locuras, actos de los que podrían arrepentirse en un futuro. Y aunque Itadori Yuuji se encontraba en todo su derecho de estarlo, en realidad, ese no era el caso...
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Los cuatro estudiantes de primer año se encontraban la habitación de Megumi aquella tarde luego del suceso ocurrido en el evento. El azabache se veía bien, Umi había arrancado todas las raíces y Ieiri se había encargado de sanarlo. Aunque le costaba un poco procesar bien aquella Pizza que sus otros dos compañeros habían llevado.
—¿Cuando empezaste a llevarte bien con el gorila? —inquirió Kugisaki. Itadori, a quien le habían preguntado, colocó cara de preocupación.
Megumi realmente parecía no estar disfrutando nada, pues su cara de pocos amigos lo demostraba. Mientras Umi observaba al techo desde el pie de la cama, su cuerpo estaba tendido en los pies de Megumi y sus brazos estaban estirados. Era una buena posición para el dolor de espalda.
—Admito que nos llevamos bien... —mencionó Itadori— Y recuerdo lo qué pasó, pero no era yo mismo.
—¿Que? ¿Estabas ebrio? —preguntó Kugisaki sorprendida. Los ojos de la Azabache más joven se abrieron de par en par.
—¿Crees que podría haber bebido en esa situación? No sé que decir. —el pelo de cerezo habló algo indignado.
Umi solo los miraba comer, a ella ni siquiera le gustaba la pizza, y se había auto-invitado a estar en ese sitio, al igual que los otros dos.
—Pero lo importante es que no te pasó nada grave, ¡Hasta puedes comer pizza! —habló Itadori, refiriéndose a Megumi.
—Debieron traer algo más fácil de digerir. —musitó el más alto.
—Y más apetecible. —agregó su gemela.
Kugisaki refunfuñó.
—¿Que puede ser más apetecible que una pizza?
—¿Cualquier cosa? Cualquier comida es mejor que ese montón de queso grasoso derritiéndose por los costados de la boca. No tiene gracia. —renegó la más joven de todos.
—¡Eso es lo genial de la pizza! —exclamó el de ojos de caramelo.
Umi pudo sentir ese tirón en la tripa de nuevo. Aún no se acostumbraba a su presencia, y cada vez que le dirigía la palabra se ponía innecesariamente nerviosa, como si temiera a estar a solas con él, como si temiera a haberlo extraño y ahora tenerlo.
Nobara miró a el par de hermanos antes de posar su vista en el más alto de los dos.
—Pues si no te gusta, no comas. —dijo resignada, mordiendo otro trozo.
—Al parecer, no me afectó tanto porqué ya había agotado gran parte de mi energía maldita. Ieiri me trató muy rápido luego de que Umi me quitara todas raíces.
—Si, ¿acaso no me viste pelear con ellas? ¡Que molestas!
En ese momento Megumi comenzó a dar una charla sobre que Itadori se había hecho más fuerte y... bla, bla, bla, que se quedarán calvos... cosas de que él también mejoraría y... bla, bla, bla. Umi no prestaba casi nada de atención, pues se encontraba muy sumida en sus pensamientos y casi se dormían cuando alguien justo a su lado habló.
—No esperaba menos de los amigos de mi Brother. —murmuró una voz desconocida. Cuando la menor de los Fushiguro abrió los ojos se encontró con Toudou sentado justo frente a ella.
No pudo evitar asustarse y saltar al lado de Nobara.
—Mierda. —murmuró aterrada, viendo como Itadori comenzaba a correr.
—¿A donde vas, brother?
—¡Te estoy agradecido, pero déjame en paz! —gritaba Itadori, huyendo— ¡No me encontraba en mis cabales!
—¡¿Que dices?! ¡Si nos conocemos desde secundaria!
—¡Jamás estudié secundaria contigo!
Los otros tres se miraron entre sí y solo continuaron en lo suyo. Kugisaki comiendo el resto de la pizza que Itadori había abandonado. Megumi intentando no sufrir mientras tragaba su último trozo de pizza. Y Umi dormitar junto a los pies de su hermano.
Al fin y al cabo, tenían que disfrutar ese día libre.
