EXTRA: Nuevas experiencias.

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"¡Uau!" recordó que dijo Sam cuando Valerie salio del cuarto de baño y le enseñó el resultado positivo del test de embarazo- "¡Es fantastico!". 

En realidad, ella se llevó una gran impresión, y también sintió cierta dosis de terror. 

Llevaban casados poco mas de un año y ya había quedado embarazada. Aparte, tenía sus dudas: no se veía del todo preparada para ser madre en esos momentos. Pero ¿qué podía hacer?. Valerie deseaba tener hijos con Sam, por supuesto, pero no esperaba que sucediera todo tan rápido.

Unos meses más tarde, se produjo el gran acontecimiento, aunque Val debe reconocer que guarda un recuerdo borroso de buena parte de lo que ocurrió aquel día. Lo único que recuerda vividamente son las profundas y dolorosas contracciones que surgieron una madrugada en la cama. Tuvieron que salir pitando hacia el hospital de Forks; después de ahí no recordó que le decían los médicos, ni que la subieron a una camilla. Solo que Sam estuvo a su lado hasta que escuchó el llanto de un bebé. Entonces sus sentidos volvieron a aflorar. 

—¡Es una niña!—dijo la enfermera que ayudaba al medico a cortar el cordón umbilical. El médico la examinó y, aunque sufría una ligera anemia, tenía diez dedos en las manos y en los pies, un corazón sano y un par de pulmones que, por lo visto, funcionaban a la perfección. Sam preguntó por la anemia y el doctor le dijo que no había de qué preocuparse, y tras ponerle unas gotas en los ojos, la limpiaron y vistieron y la dejaron en los brazos de Valerie.

Hay quien dice que, al nacer, los niños se parecen a un orangután cuando nacen. Pero para ellos, la pequeña era como una pequeña princesa. Bella. Y cuando tomó el dedo de Val a ella se le encogió el corazón de ternura. 

Muchos fueron a visitarlos al hospital al día siguiente; especialmente Rachel, quien no pudo ocultar su emoción al ver a la pequeña. Entró a la sala con globos y osos de peluche rosados. 

—¿Ya han pensando algún nombre?—preguntó. 

Sam y Valerie se miraron y sonrieron. 

—Alison—respondió Val completamente embelesada mirando a su hija en brazos—Hemos decidido ponerle Alison. 


De ese día también conserva otro recuerdo, exclusivamente suyo.

Sucedió la primera noche en el hospital, mucho después de que se hubiera ido todo el mundo. Sam estaba dormido y ella dormitaba en la cama de hospital cuando oyó que su hija empezaba a rebullir. Antes de ese día, nunca había cogido a un recién nacido, pero entonces la tomó en brazos y la acercó a su cuerpo. Pensaba que tendría que llamar a un enfermero, pero le sorprendió ver que Alison se calmaba en sus brazos. Volvió muy despacio a la cama y se pasó los veinte minutos siguientes maravillada con las emociones que despertaba en ella. La adoraba, eso ya lo sabía, pero ya entonces se dio cuenta, sorprendida, de que no podía concebir la vida sin su hija. 

Y años mas tarde, lo confirmó por completo. 

—¿Por qué sonríes, mamá? —le preguntó mientras caminaban de la mano camino a la escuela. 

Val la miró y dijo:

—Porque estoy pensando en ti.

Mentalmente, la veía cuando era un bebé y la tenía en brazos, con su primera sonrisa reveladora o incluso la primera vez que se dio la vuelta. Otras veces la recordaba cuando aún no caminaba y la prudencia con que iba a gatas o se agarraba a la mesa mientras aprendía a ponerse de pie; recordaba cómo la cogía de las manos y recorrían el pasillo antes de que se soltara a andar por sí sola y como Sam la esperaba al otro lado por si se caía. 

Recordó la primera palabra que pronunció, la primera vez que comió papilla, la primera vez que se le cayó un diente de leche. Aquellos periodos de inevitable transformación y progresos ahora parecen confundirse y en ocasiones tenía la impresión de que se volteó de espaldas un instante para después descubrir una nueva versión de Alison que había sustituido a la anterior. Una niña mas grande. Tan solo habían pasado siete años. Y su hija se veía como una preadolescente. 

¿En que momento fueron a parar los juegos de bloques y el osito de peluche a un rincón para ser reemplazado por la casa de muñecas?

Valerie amaba a su hija, pero a veces pensaba que crecía tan rápido...

Cuando la dejó en la escuela, le dió un abrazo y se despidió. Notó como su hija corría risueña hacia sus compañeros y, al segundo siguiente, se volteó para volverla a saludar. Tenia el mismo pelo castaño, y unos hermosos ojos marrones iguales a los de Sam. Era realmente hermosa.

Valerie sonrió y le devolvió el saludo.

Después de verla partir a su salón de clases, solo entonces, se marchó. 


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Si, para to@s que lo estuvieron esperando! ¡Al fin hubo descendencia!. Ya tenia tiempo planeandolo después del epilogo, así que sabia que iban a venir los reclamos de los hijos después ajajja. bueno acá lo tienen. Mini Valerie ha llegado. ¿Que les pareció?



IMPRIMACION ☾ SAM ULEYKde žijí příběhy. Začni objevovat